Desconectada de la web; alejada de la actualidad noticiosa; sin acicalarme. Los imparables traslados y gestiones, la “cargadera”, testimoniados en intenso dolor en pies y cadera.
No estaba perdida, ni enferma ni de parranda sino ¡De Mudanza! ¡Válgame Dios! Inimaginable, el absorbente y extenuante proceso que envolvería sustituir en tiempo muy reducido, el espacio residencial donde permanecí por 12 años, por otro radicalmente distinto.
Dura la metamorfosis, lenta quizás sea la completa adaptación. Pero gratamente la crisálida asoma gloriosa. Hoy, mi mejor lunes en mucho tiempo.
Vuelvo a la rutina totalmente contenta por este cambio, marca nueva vida, nuevas esperanzas. Gracias a quienes contribuyeron con él, incluyendo los colegas de elCaribe. l
