La mujer y una auténtica equidad

El 31 de mayo pasado celebramos el Día de las Madres, momento propicio para la reflexión de cuál ha sido el rol de la mujer en la sociedad dominicana, la mujer representa un 50% de nuestra población, y sin embargo es tratada como una minoría…

El 31 de mayo pasado celebramos el Día de las Madres, momento propicio para la reflexión de cuál ha sido el rol de la mujer en la sociedad dominicana, la mujer representa un 50% de nuestra población, y sin embargo es tratada como una minoría social, económica y política, solo protegida por una estructura de cuotas que da signos de agotamiento.

En República Dominicana la mujer se prepara académicamente en mayor número que los hombres. Según datos del informe de seguimiento al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, elaborado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, más mujeres van a la escuela y terminan la universidad, 18% en comparación a los hombres 11%. Es decir, méritos académicos tienen de sobra.

En el mercado laboral el escenario cambia radicalmente. La mujer solo llega al 36% de la población ocupada, estando más de la mitad de ese porcentaje en el mercado informal, lo que les impide tener un salario competitivo y beneficios como seguridad social, pensión o licencia, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En definitiva, la tasa de desempleo de la mujer es 2.5 veces mayor que la del hombre, 23.31% frente al 9.29%, cifras alarmantes tomando en consideración que la media nacional es del 14.93%. Esta realidad se agrava por la brecha salarial entre hombres y mujeres, la cual en muchas oportunidades llega al 20%.

En política, la situación en un principio parecía alentadora, se aprobaron cuotas de participación femenina de un 33% con la Ley 12-00, sin incluir los cargos electivos de senador y síndico. Esto fue en cierta medida corregido con la Ley 13-00 que modificó la Ley de Municipios 3455 y que determinó que los partidos deberían incluir al menos una mujer en las candidaturas a síndico o vicesíndico en cada municipio.

Sin embargo, la Ley de Agrupaciones y Partidos Políticos, aprobada en abril pasado, no mostró reales progresos en torno a la participación de la mujer más allá de la cuota del 33%, siendo en la práctica incluso menos de ese porcentaje. Mientras el Senado está compuesto en un 10.3% de mujeres, en los diputados alcanza el 20.8%, mismo caso para las alcaldías con el 7.7%. En el Gobierno central se repite la historia, solo cuatro de 22 ministerios los lidera una mujer.

Un informe del Foro Económico Mundial, llamado Global Gender Gap (Brecha de Género Global), publicado en 2014, posicionó a República Dominicana en el lugar 78 de 142 países, con grandes desafíos, en especial el de la inserción laboral; de ahí que sea popular el dicho de que la pobreza tiene el rostro de mujer. Aunque más preparada académicamente, sigue rezagada en la informalidad y con menores salarios, un tema urgente que debemos hacer prioritario.

La realidad es igual de desalentadora en otros temas sociales como lo es el embarazo adolescente que en ocasiones es incluso embarazo infantil con menores de 12 años, víctimas de adultos sin escrúpulos. Este fue precisamente el primer tema tratado con la delegación de congresistas norteamericanos que visitaron el país en febrero pasado. Combinado esto con el promedio de 190 feminicidios anuales, estamos ante una crisis nacional.

La participación de la mujer en política es crucial. Si igualamos la cancha entre mujeres y hombres, el debate se enriquecerá, ellas asumirán un rol protagónico y esta tendencia se verá reflejada en el resultado de políticas públicas que promuevan la equidad de género. Un dato final permite concluir que las cuotas necesitan ser revisadas: el 90% de los hogares que son liderados por una sola persona están bajo la responsabilidad de la mujer. Tenemos que darles la justa oportunidad o estaríamos condenando el país al subdesarrollo. Ellas reclaman su legítimo espacio igualitario en la sociedad; el futuro de nuestro país depende de ello.

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