Para empezar, muchas mujeres no sienten la necesidad de buscar el éxito financiero hasta que no se ven frente a un punto de inflexión en sus vidas, que puede ser una crisis personal, la pérdida de un empleo, la dificultad en encontrar un trabajo, un divorcio, la viudez, etcétera.
Se ha comprobado que las mujeres siguen ganando menos que los hombres en posiciones similares. Por lo tanto reciben menos beneficios jubilatorios. En caso de divorcio, las mujeres tienen a sus hijos dependiendo de ellas, pero sin el soporte económico del cónyuge, lo que conlleva un aumento en los gastos y menos dinero para invertir en el ahorro.
Están menos preparadas para enfrentar el retiro. Esto se debe a que es muy frecuente que no se planifique con la anticipación necesaria. Al vivir más que los hombres, se puede experimentar mayor empobrecimiento en los años de vejez.
¿Qué hacer para prevenir o revertir esta situación?
No dependas de alguien más para tu seguridad financiera. Preocúpate por aprender a tomar las riendas de tus finanzas. Para conseguir el dinero hay que preocuparse no solo de gastarlo, sino de administrarlo inteligentemente.
Fíjate metas. Que no sean solo cubrir las facturas del mes, sino sean también para incrementar tus ganancias. Ahorra, invierte, ¡pon tu dinero a producir.
Edúcate. Las personas con títulos universitarios suelen obtener mejores empleos con mejores salarios.
Involúcrate en las finanzas de tu familia. Si tienes tu pareja, conversen acerca de las decisiones que desean tomar con respecto al dinero y sobre aquellas que ya se han tomado, ej.: seguros de vida, cuentas en el extranjero, planes de inversión.
Crea tu plan de retiro. No importa que tan lejos estés de que esto ocurra, mientras más temprano empieces, más chances tienes de acumular lo suficiente para un retiro digno.
Antes de invertir, consulta. Busca asesoría de un profesional que pueda brindarte la orientación adecuada. Recuerda que “las personas no planean fracasar, fracasan por que no planifican”.
