Navidad del siglo XXI: Fiesta del consumismo

Ya se ha perdido la bella tradición navideña. Hoy, el mensaje es: comprar más, bailar más, comer más, beber más y divertirse más.

Ya se ha perdido la bella tradición navideña. Hoy, el mensaje es: comprar más, bailar más, comer más, beber más y divertirse más. Se comienza con la rebatiña del “Black Friday” como fase de calentamiento que viene arrollando con ofertas, promoción de las nuevas modas de vestir, calzados, últimos modelos de vehículos, ferias de todos los tipos, adornos para el hogar, derroche de luces en plazas y calles, fiestas hasta que amanezca y “romo” hasta la inconsciencia”. En un derroche incontrolable de papel, la publicidad de las ofertas enmascara y ahoga el contenido de los periódicos, superando a los nutridos folios de los “clasificados”.

Se nos induce al despilfarro a través de todos los medios, incluyendo las redes sociales. Aunque no dispongamos de liquidez para comprar, no hay problema, pues nos dan facilidad de obtener tarjetas de crédito, que es una invitación a endeudarse para “gozar”. Estamos esclavizados por el monstruo del consumismo.

Hemos dejado atrás aquellos días en que la Navidad era dedicada al encuentro familiar, el intercambio y el reencuentro fraternal y a disfrutar, en casa, con sana alegría, la Nochebuena entre villancicos, aguinaldos, luces y colores. Era una época para celebrar las metas alcanzadas y prepararnos para la despedida de año.

Rescatemos el verdadero motivo de la Navidad: la celebración del advenimiento de Jesús, con su mensaje de amor, paz, perdón, reconciliación y salvación, que nos enseñó que no hay nadie más bueno que el que da la vida por sus amigos.
Brindemos por la familia, por el amor y el respeto mutuo, por la comprensión, por el trabajo digno, por el respeto a la Ley y el orden, y por el ahorro.

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