Durante los años de guerra y post guerra o “Guerra fría” del siglo pasado, las grandes potencias llevaron sus rivalidades al campo deportivo, en donde entendían que también tenían que seguir ganando las batallas. Si bien es cierto que todos estos países desde años atrás contaban con ligas deportivas privadas, no es menos cierto que los tiempos de guerra fría influyeron de manera positiva para el deporte mundial.
Pasado estos tiempos de guerra los estados tuvieron que asociarse con el sector privado para poder mantener toda aquella carga que representaba industria deportiva que se había creado, y abrir el deporte por completo al sector comercial e industrial. Para que tengamos una idea de lo que es el negocio del deporte para el próximo Mundial de Fútbol del 2014 en Brasil, se estará invirtiendo cerca de US$14 mil millones, mas $13,900 millones para las olimpíadas del 2016 en el mismo país.
En el orden industrial, casas como Nike actualmente facturan unos US$24 mil millones anuales, y tenemos atletas con firmas que sobrepasan los US$200 millones. En el caso de los clubes ya hay equipos que su valor de mercado supera los US$3,300 millones, como es el caso del Real Madrid.
Cuando llegamos al caso de la Republica Dominicana nos encontramos que todavía estamos en pañales a nivel del comercio deportivo, solo la liga de beisbol goza de un negocio atractivo producto de sus más de 100 años de operación. Pero si queremos abrirnos a deportes emergentes como golf, atletismo, gimnasia, fuútbol y rescatar otros, debemos de ver primero como un negocio el deporte en la República Dominicana. Hay que crear espacios a los representantes comerciales de atletas de estas nuevas disciplinas, arrendar a firmas los nombres de estadios, hacer televisión para dar seguimientos a torneos locales de golf y atletismo entre otras iniciativas comerciales. De esta manera, el deporte podrá ser autosuficiente, y se podrá explotar el talento deportivo dominicano.
