Se nos fue un gran hombre del sector construcción

En los días recientes me enteré de la noticia de la desaparición física de uno de los íconos del sector construcción…

En los días recientes me enteré de la noticia de la desaparición física de uno de los íconos del sector construcción en nuestro país, me refiero al ingeniero Bienvenido Martínez Brea.

Sus contemporáneos le llamaban “Bebecito” y sus alumnos y personas que dependían de él le llamaban “Don Bebé”. Yo, particularmente, lo consideré como un anecdotario humano, por la cantidad de anécdotas que guardó de su amplio ejercicio profesional y la forma ágil, sencilla y jocosa con que sabía hacer esas anécdotas.

Fue el gran constructor de casi todas las grandes obras deportivas que se ejecutaron en nuestro país. Hicimos una sólida amistad, puesto que coincidiamos por lo menos dos veces a la semana en la oficina de nuestro común amigo, el entonces director de Deportes y carismática figura, el licenciado Félix Mario Aguiar.

Para sólo recordar una de sus múltiples anécdotas, me voy a referir a la siguiente: “El primer día en la casa que construyó para el presidente Trujillo, su última morada, la primera noche que Trujillo durmió en esa casa nos contó que serían como las 3:00 de la madrugada cuando recibió una llamada de uno de los asistentes del presidente diciéndole que precisamente sobre la cama de éste estaba cayendo una gotera, él relata que le dijo a la persona que llamó: lo primero que deben hacer es mover la cama del Presidente que yo me ocuparé de llamar a don Marino Auffant, propietario de Mateco, representante a su vez de la empresa John Manville, en esos momentos, la mejor empresa nacional en lo que se refiere a impermeabilizantes.

Don Marino, adornado con una inmensa dosis de responsabilidad, se juntó con el ingeniero Martínez en la residencia ya mencionada, ambos vieron llegar los rayos del sol juntos y ya a las 8:00 de la mañana del día siguiente había quedado corregida perfectamente la gotera, lo que le valió un reconocimiento especial tanto a Don Marino como a Don Bebé”.

Pionero y perfeccionista en sus obras, quiero señalar que importó la primera bomba para vaciar concreto que se trajo al país y que se usó magníficamente en la construcción del Estadio Quisqueya.

Por haber tenido la gran amistad con el presidente Balaguer, éste le designó en sus primeros 12 años de gobierno como ingeniero supervisor de Obras del Estado, en el cual ejerció labores versallescas. 

Podría hablar y escribir mucho más de este gran deportista, profesor universitario y gran constructor, pero el deber me obliga a señalarle a sus herederos mi gran reconocimiento y admiración al querido Don Bebé.

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