Nuestra guerra restauradora (2 de 2)

Luego del fallido acto patriótico de Moca, los exiliados Francisco Sánchez del Rosario y José María Cabral, formaron en Saint Tomas el segundo frente opositor a la entrega de la soberanía nacional a España, con el apoyo, como era lógico, de…

Luego del fallido acto patriótico de Moca, los exiliados Francisco Sánchez del Rosario y José María Cabral, formaron en Saint Tomas el segundo frente opositor a la entrega de la soberanía nacional a España, con el apoyo, como era lógico, de los baecistas exiliados en Curazao.

El 20 de enero de 1861 Sánchez suscribió en Saint Thomas la Manifestación contra el proyecto de anexión. Un eminente historiador dominicano dice que es uno de los más bellos documentos de la República, entonces, con el estímulo de Sánchez, se formó en Curazao la Primera Junta Revolucionaria Organizadora de la revolución de la Regeneración Dominicana.

Queda visto, que en realidad las acciones llevadas a cabo desde 1861 para restaurar la soberanía dominicana antecedieron al 16 de agosto de 1863.

Otro fusilamiento por la misma causa se llevó a cabo en Santiago, el 17 de abril de 1863, donde perecieron valiosos restauradores. El 16 de agosto de 1863 en la Loma de Capotillo, los generales Santiago Rodríguez, José Cabrera, y Benito Monción, iniciaron la guerra que culminó, el 13 de junio de 1865, con el abandono de las tropas españolas del territorio nacional, y consecuentemente, se produjo el restablecimiento de nuestra soberanía, lo cual implicó no solo una derrota militar, sino también el fracaso de las aspiraciones expansionistas de Isabel II, desenlace que no pudo presenciar el autor de esa nefasta acción, ya que Santana falleció en 1864.

Para España, el desastre de 1865 fue tanto económico con 392 millones de reales en gastos, como humano, con 16,000 bajas, lo que precipitó la caída de Isabel II y la apertura democrática.

En la guerra de la Restauración los dominicanos fueron capaces de vencer a un ejército superior en número, en adiestramiento y con mayor capacidad de reposición, pues España disponía de un número considerable de soldados en Cuba y Puerto Rico.

En esta contienda brilló con singular valentía la espada del general Gregorio Luperón en el combate de Santiago, en la Sabana de San Pedro donde derrotó al propio Santana. En esta gesta vale destacar, además de los ya mencionados, el heroísmo del General Gaspar Polanco, quien ocupó la presidencia de la República en armas instaladas en Santiago, refugio que fue del terrible Brigadier español, Manuel Buceta, quien fue perseguido el 16 de agosto de 1863 por los héroes de Capotillo hasta la ciudad del Yaque, la que fue víctima de un voraz incendio; pero también debe destacarse el heroísmo del prócer Matías Ramón Mella y Castillo, quien ocupó la vicepresidencia del Gobierno Restaurador y quien murió en el curso de la guerra en 1864. Lo sustituyó en el cargo, Ulises Francisco Espaillat, uno de los civiles de mayor prestancia entre los que participaron en esa contienda.

Es digno de mención, igualmente, el gesto del fundador de la República, Juan Pablo Duarte y Diez, quien en 1884 vino desde Caracas, junto a un grupo de patriotas, a ponerse a disposición de los que luchaban por restablecer la soberanía nacional. Tampoco silenciarse los nombres de Francisco Antonio Salcedo, Pepillo, primer presidente del Gobierno Restaurador y al héroe de la Canela, José María Cabral, llamado “el guerrero”, por su gran valentía.

El general Gregorio Luperón quien fue, además de destacado militar escritor y dejó una memorable obra en tres tomos acerca de su vida y de los hechos en los que formó parte, pero también fue un influyente político. Nació en Puerto Plata el 8 de septiembre de 1839 y murió en su ciudad natal, el 20 de mayo de 1896.

El general Pedro Pimentel, uno de los héroes de Capotillo, ocupó la Presidencia del Gobierno instalado en Santiago, tras la salida de las tropas españolas de la isla, pero la sombra del anexionismo volvió muy pronto a sentirse en el escenario político dominicano, con el sorpresivo ascenso al poder de Buenaventura Báez, quien durante la Guerra de la Restauración ostentó el cargo de Mariscal de Campo de Isabel II, aunque su tendencia anexionista era conocida; pero así se ha hecho la historia dominicana y el proceso pro-restaurador no fue diferente.

Desde 1961 se levanta en la ciudad de Santiago el Monumento a los Héroes de la Restauración, considerado el más alto de las Antillas, es una obra emblemática de la referida ciudad destinada a glorificar la magna gesta restauradora.

En su pasado este monumento se levantó para venerar la figura de Trujillo a quien sus seguidores y amigos más allegados lo presentaron como a un semidios. El diseño original fue obra del arquitecto Henry Gazón, mayor del Ejército, pero su transformación es totalmente distinta a su original diseño.

Su construcción se inició en 1944 con motivo de la celebración del centenario de nuestra Independencia Nacional y hoy es un escenario para presentar bellas veladas y diferentes actividades recreativas que gozan con alegría y tranquilidad las diferentes clases sociales de Santiago y del Cibao en general.

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