En un abrir y cerrar de ojos, legisladores de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Dominicano (PRD), Reformista Social Cristiano (PRSC), Movimiento Democrático Alternativo (Moda), el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) y el Popular Cristiano (PPC) aprobaron la convocatoria de la Asamblea Nacional Revisora para restaurar la reelección presidencial. Sólo el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y la Fuerza Nacional Progresista (FNP), las otras dos agrupaciones con representación en el Congreso, rechazaron la iniciativa. Un solitario diputado del PLD actuó en la misma dirección y de paso abandonó esa entidad.
Ha sido una decisión de amplia mayoría, inusitada, que arrasa la condición opositora del PRD y que somete a un largo y profundo cuestionamiento el comportamiento de su liderazgo, al menos frente a la historia y a su propia historia, que hasta mayo pasado había predicado su rechazo a la reelección.
El apoyo del partido del “jacho” a la reelección es el resultado de una discreta transacción entre el presidente Danilo Medina y Miguel Vargas Maldonado.
Habría que esperar para conocer los detalles. Pero superficialmente parecería que éste busca sobrevivir en el incierto proceso electoral que le viene encima, en el cual estaría asegurando algunos cargos y la franquicia.
La aprobación de la ley que convoca la Asamblea Nacional Revisora constituye un fuerte apoyo al presidente Medina. Es el gran ganador de esta parte de la historia que se sigue escribiendo.
Los sucesos corren a una velocidad pasmosa. Ayer mismo, la Cámara de Diputados envió al Poder Ejecutivo la ley que declara la necesidad de la convocatoria e inmediatamente el presidente Medina la promulgó mediante el decreto número 24-15. La decisión fue revelada inmediatamente por el vocero de la Presidencia a través de su cuenta de Twitter.
El país observa estos hechos con atención. Todo lo que ocurre implica un mayor poder en manos del Presidente de la República. Un presidente con tanto apoyo, en ruta hacia la reelección, está obligado a manejarse con toda la prudencia del mundo.
El poder de la oposición se ha reducido a dos formaciones políticas en proceso de crecimiento. Es una carga muy grande y pesada.
Vivimos una nueva etapa…
