Hoy se inicia el año escolar 2013-2014, en medio de una gran preocupación, entusiasmo e interés por la educación en República Dominicana.
No es una moda, sino el producto de un movimiento que salió desde el mismo seno de la sociedad y que los gobernantes lo han asumido con igual temperamento.
A la demanda de mayor presupuesto se le ha agregado el ingrediente de la incorporación a la alfabetización a más de un 16% de iletrados en cuatro años.
En este momento, muchos padres habrán superado el estrés que les significó el inicio del año escolar, con libros mucho más caros, y en el caso de la clase media que manda sus muchachos a colegios privados, incrementos de la matrícula y mensualidades con pagos por adelantado.
Muchos otros todavía no han podido resolver, y se encuentran con las dificultades que entraña comprar uniformes y zapatos, libros y útiles a precios en algunos casos imposibles. Con el agravante en los libros, que son instrumentos de tarea, que no pueden ser reusados, sea para intercambiarlos en el mercado o para dejarlos al hermano menor. Tal situación llevó al presidente de la Cámara de Diputados a denunciar el impacto negativo que eso crea en la familia dominicana.
Y es que los libros ameritan una atención especial. No es posible que un texto de la formación primaria, intermedia o secundaria cueste hasta RD$2,500. El legislador Abel Martínez ha hablado hasta de una editorial pública, lo que probablemente origine alguna discusión, pero lo que está claro es que la educación no puede ser tan costosa.
Sería interesante que este tema trascienda al mero inicio del año escolar y que el Ministerio de Educación se interese por los costos de la formación escolar.
De todas formas, el año escolar arranca hoy, y lo ideal es que transcurra en paz. Los maestros tienen sus temas pendientes con el Ministerio, el gobierno tiene también su agenda en materia de infraestructura, desayuno escolar, calidad de la formación y un impostergable Pacto Educativo. l
