Un nuevo esquema familiar: los tuyos, los míos y los nuestros

Para nadie es un secreto que la familia es el núcleo de la sociedad. Es allí, en el seno familiar, donde el individuo adquiere las herramientas necesarias para convertirse en un ser humano con valores morales para ser un ente productivo para la…

Para nadie es un secreto que la familia es el núcleo de la sociedad. Es allí, en el seno familiar, donde el individuo adquiere las herramientas necesarias para convertirse en un ser humano con valores morales para ser un ente productivo para la sociedad.

El ideal de la familia “perfecta” está construido sobre la base de padres, responsables y dedicados, e hijos. Pero cada vez es más común que las uniones que comienzan con la ilusión de durar para toda la vida termine a mitad de camino (a veces, antes).  Entonces se vuelve al principio, a la búsqueda de crear una nueva ilusión, un nuevo compañero o compañera. Pero con la diferencia de que ahora no se está solo. Ahora, se viene con los frutos de una relación fallida: hijos.

Este “cuadro”, repetitivo en la sociedad moderna, modifica la dinámica familiar, y por ende, los roles deben adaptarse a la situación. Solo tienes que tomar el ejemplo planteado en la película “Los tuyos, los míos y los nuestros”, donde unos padres aprenden a lidiar con el tener una familia diferente.

“En pleno siglo XXI, vemos a diario el tema de familias desvinculadas, ya sea por divorcio, muerte de un miembro de la pareja, nuevas uniones, y por ende, nuevas familias vinculadas, donde se juntan mansos y cimarrones”, comenta Mirtha de León, terapeuta de parejas, quien asegura que las personas con este historial buscan complacer a su nueva pareja para que las cosas salgan bien, pero que si no logran armonizar las trabas que surgen con los hijos, puede afectar la dinámica familiar.

¿Cómo no fallar en el intento? Tener una buena comunicación es la clave del éxito, asegura De León. “La pareja debe sentarse y como equipo ponerse de acuerdo en cómo manejarán el tema de los hijos biológicos y los no biológicos. Deben negociar este tema, desde antes de que ocurran situaciones de mal gusto”, dice.

También es importante que los padres o padrastros se tomen el tiempo para conocer a la nueva familia e irse dando a conocer a los hijastros. Estas personas, deben irse introduciendo pacientemente y empezar a asumir el rol de nuevos mentores, con la conciencia de que no se tratará de sustituir el rol que pertenece a los padres biológicos,  a pesar de las responsabilidades que esto implica y que los lazos afectivos toman un tiempo indeterminado en fortalecerse.

Cada situación familiar es distinta, en algunos casos resultará un proceso más llevadero que en otros, pero siempre existirá la posibilidad de lograr un buen manejo si los adultos están en la disposición.

Alexandra Febles, terapeuta infantil, concuerda con De León en que se debe tener una comunicación asertiva con el cónyuge , y procurar tener cuidado de lo que se dice y hace delante de los infantes.

Evita hacer comentarios negativos

“Se debe evitar emitir comentarios negativos de los padres biológicos delante de los hijos. Deben entender que cualquier situación que implique la separación de los padres biológicos (fallecimiento o divorcio) representa un duelo para ellos, y por largo tiempo se mantienen esperanzados de una reconciliación, a pesar de mostrar una actitud positiva hacia los padrastros o madrastras. Es importante  colaborar inicialmente en la superación de este duelo, antes que tratar de apresurar el establecimiento de un nuevo vínculo afectivo”, dice Febles.

En cuanto a trato con los hijos de la pareja, los tuyos y los hijos en común, las expertas recomiendan tratarlos con equidad, pero esto dependerá de la pareja. Será más complicado tratar con los hijos comunes y no comunes cuando los adultos no se logran poner de acuerdo o lidiar con la situación lo más cordial posible.

Según Febles, “si los adultos logran comunicarse con relación a los temas necesarios que impliquen a los hijos y tratan de ser coherentes, resultará más sano y llevadero el proceso. También dependerá de las edades de los hijos, ya que la manera de proceder con los más pequeños no podrá ser igual que con los adolescentes y jóvenes”. En muchos de los casos, por naturaleza puede haber mayor inclinación hacia los hijos biológicos. Esto no debe ocurrir. Se debe procurar  tratar de integrar a los demás en las mismas actividades y normas del hogar para lograr una mejor dinámica familiar.

Mantener el equilibrio en el sistema conyugal y en la nueva dinámica familiar dependerá de la disposición y madurez de los adultos para manejar situaciones difíciles. En caso de no lograr mantener la coherencia en la  toma de decisiones con relación a los hijos biológicos y no biológicos, es recomendable recurrir a la orientación especializada.

¿Cómo superar los posibles conflictos?

En las familias constituidas por los hijos de uno de los miembros de la pareja y funcionando  el  otro miembro como nuevo tutor, es de suma importancia tomar en cuenta a los padres biológicos en las tomas de decisiones. Esto genera un clima de mayor confianza y seguridad, tanto para los hijos como para los adultos. “Resulta favorable para la prevención y el trato adecuado de posibles conflictos y sirve de ejemplo para el aprendizaje de un trato respetuoso y de la comunicación adecuada, a los hijos que van creciendo, que en un futuro formarán su familia y tendrán que lidiar con problemáticas en cualquier ámbito de sus vidas”, asegura Febles.  Si nota que existe un rechazo por parte de los hijos, De León recomienda tener paciencia. Esto es normal.  Aconseja ponerse en lugar del infante. “Acérquese al  él o ella, exprésele lo que percibe, sea afectivo, no lleve esto a un plano personal, negocie, sea usted, sin caretas. Es la mejor manera de salir a flote con este tipo de familia”.

Voces expertas

El padre no biológico debe tratar a los chicos con mucho respeto, y no olvidar que no es su padre o madre, sino la pareja de uno de éstos”.
Mirtha de León
Terapeuta de pareja

No solo los hijos se ven afectados, también los adultos pueden experimentar sentimientos de confusión, temor, tristeza y desesperación”.
Alexandra Febles
Terapeuta Infantil

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