Ken Oberkfell llegó el pasado fin de semana al país con una misión tan difícil como sobrevivir en el Desierto del Gobi sin las provisiones necesarias.
De tantos retos que se presentan en los deportes, revivir la llama de un conjunto que tocó fondo se encuentra dentro de los más exigentes. Se merece un aplauso de entrada por aceptar las riendas de un conjunto derrumbado, como es el caso de los Leones del Escogido.
Desconozco qué tanto equipaje trajo. Sería interesante saber si conversó con un pariente de Merlín, Mandrake o hasta el mismo David Copperfield para obtener una varita mágica que le permita llevar a los escarlatas a la clasificación que en estos momentos se distancia de ellos a un ritmo pasmoso.
Los melenudos comienzan la jornada de esta noche con una cadena de ocho derrotas y como inquilinos del sótano de la justa invernal. Tony DeFrancesco fue despedido y el virus que generó su cancelación fue implacable contra Junior Noboa y no le ha dado respiro a Oberkfell.
Muchas veces ni la fase de entrenamiento completa le permite a un dirigente conocer bien su equipo. Imagínese lo que es usted llegar para comandar el destino de una escuadra que no es ni sombra de la que dos campañas antes tuvo bajo su mando y fue campeona.
Los bates rojos se encuentran en los brazos de Morfeo, sumidos en un letargo que les tiene promediando 1.13 carreras por juego durante su racha negativa.
Su última victoria fue el 16 de este mes contra las Águilas en el Estadio Cibao.
Mientras Joaquín Arias reparte líneas de todo tipo y concede mucha estabilidad en la línea central de los mameyes, se necesita de un microscopio para encontrar a un pelotero nativo que pueda dar la cara con el garrote por el Escogido.
Falta mucha pelota. La novena roja debe pensar en dar caza a unos Gigantes que no creen en nadie con un núcleo de calidad y luchar con las Estrellas Orientales, donde el talento campea por sus fueros.
¿Podrá Oberkfell sacarlos del marasmo? Toda una “República” espera por sus mejores trucos.
