El obstáculo como cultura

Parecería que además de una cultura nacional, el obstáculo es un recurso de políticos, porque aun en Estados Unidos, sociedad muy distinta y más evolucionada que la nuestra, le han “trancado el juego” al pueblo americano, en buen dominó…

El obstáculo como cultura

Una característica poco estudiada, de nuestra sociedad, es el obstáculo como cultura y esto en sus distintas manifestaciones. “Si te lo pueo poné difícil, pa qué te lo ua’se fácil”, es la máxima que parece regir todo servicio requerido.

Parecería que además de una cultura nacional, el obstáculo es un recurso de políticos, porque aun en Estados Unidos, sociedad muy distinta y más evolucionada que la nuestra, le han “trancado el juego” al pueblo americano, en buen dominó dominicano, en curiosa jugada que paraliza al gobierno del país más poderoso de la tierra.  En una jugada política, los republicanos, arremeten contra el presidente Barack Obama, con un perverso recurso que intenta “ tumbarle el pulso”, para obligarle a “negociar” su iniciativa sobre los sistemas de  salud en esa nación.

Aquí, taxistas de Santiago arman una de “apaga y vámonos” obstaculizando el tránsito y todas las actividades de la laboriosa Ciudad Corazón, en confusa jugada “sin ánimos de actuar contra el gobierno, pero sí para llamar su atención”.

Esto se toma como válido, normal, no censurable aunque atente contra la paz ciudadana y el interés público.

A nadie se detiene o se somete por violación de cánones jurídicos que condenan esas acciones vandálicas, por el temor a las reacciones de los dueños del transporte y del país, que se molesten y decidan respaldar las acciones de sus colegas taxistas.

Lo mismo que los maestros, que anuncian acciones de su gremio, para “requintar” al gobierno y darle un apretón donde le duela, aún cuando el 4% apuntan a mejorar la educación y la remuneración de los maestros.

La desacertada e imprudente declaración del ministro de Economía, Planificación y Desarrollo hizo sobrereaccionar al gremio que agrupa a los médicos, quienes dieron una sólida demostración de fuerza, aunque en el camino perturbaron a una buena parte de la población más vulnerable, la que demanda medicina pública y que todos dicen defender.

Definitivamente que el obstáculo, y podemos añadir, la perturbación al “otro”, es un justificable pero dañino recurso, una válida acción de “lucha” de perversos efectos y dañinas consecuencias y que permite hablar de “conquistas”.

Lo que se asume como cultura y se tiene como “normal” resulta de difícil erradicación, se opone al cambio y dilata la evolución, a menos que los remedios sean de violencia extrema, de sanciones draconianas, propias de regímenes totalitarios con efectos de “medicina peor que la enfermedad”.

A los hacedores de opinión les corresponde desprenderse de lo pasional que impulsa la dominicanidad y contribuir a enseñar a la gente común a rechazar el obstáculo como recurso, porque al margen del nivel social y de recursos económicos del ciudadano, siempre habrá resultados que le afecten de alguna manera, en mayor o menor grado.

La medicina amarga aplicada “al otro” resulta más amarga cuando nos la aplican a nosotros mismos y peor si somos los autores de ese “fármaco”.

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Una característica poco estudiada, de nuestra sociedad, es el obstáculo como cultura y esto en sus distintas manifestaciones. “Si te lo pueo poné difícil, pa qué te lo ua’se fácil”, es la máxima que parece regir todo servicio requerido.

Es como si el momento de gloria e importancia que vive el encargado de ofrecerlo, al momento de usted requerirlo, le produjera una sensación de grandeza donde el menosprecio, el maltrato y la humillación ajena, fueran un disfrute.

En otro orden la perturbación, el boicot, el disturbio y el tumulto, son recursos que segmentos importantes de la población utilizan como medida para evitar la realización de un evento, una actividad o reunión, para llamar la atención o para importantizarse ante autoridades y todo ello sin sanción.

Como muestras: una abortada reunión en la UASD cuya realización afecta a un grupo beligerante de “estudiantes” en sus intereses particulares y recurren a la violencia, de forma tal que el rector menciona intento de secuestro, con saldo de  personas heridas y vehículos oficiales baleados.

Recuérdese la asamblea del PRD que terminó a sillazos en “rememoranza” a las que años atrás terminaron “a tiro limpio” o como la fiesta de los monos: “a rabazos”.

Los dueños del tránsito vehicular, máxima expresión del poder, manifiestan sus protestas, obstaculizando el desplazamiento vehicular, sin reparo alguno por los daños que ocasionen al “otro”.

Disuaden a los vehículos “piratas” en las rutas de “su propiedad” recurriendo a la violencia extrema, en simple ejercicio de primitiva extorsión al gobierno de turno, en procura de irritantes privilegios; poblaciones marginales a las principales carreteras nacionales, entorpecen el transito perturbando la vida de miles de personas ajenas a la situación; la protesta en los barrios se manifiesta obstaculizando el paso, dañando propiedad pública y privada, lanzando desperdicios, quemando gomas (dañando el asfalto).

En Constanza un grupo pretende impedir que querellantes contra el Padre Johnny, puedan ejercer su derecho de accionar en justicia, impidiéndoles el paso y manteniéndolos casi secuestrados.

En reacción a la sentencia del Tribunal Constitucional que afecta a los hijos de ilegales en el país, la prensa da cuenta de que en Haití advierten que los nacionales de ese país que viven en el nuestro, sin documentos, “se tiraran a la calle para evitar deportaciones masivas”. Entonces tendremos obstaculizadores importados.

Antes se decía que los niños venían a la vida con el pan debajo del brazo; ahora nacen con un serrucho y al cabo de un año son expertos “serruchando palos” y dotados de recursos infinitos para colocar obstáculos a otros y a sí mismos. l

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