La Organización de Estados Americanos (OEA) acaba de finalizar en la República Dominicana una visita cuyos propósitos, no muy claros ni facultativamente definidos, no parecieron concitar el agrado de la sociedad dominicana.
Está claro que la visita fue a instancia del Gobierno dominicano, quien buscaba demostrar que nada oculta en su programa de regularización de extranjeros.
Durante tres días los comisionados del organismo regional, de no muy grata recordación en el país, estuvieron realizando visitas y entrevistas con sectores dominicanos, en los que el jefe de la comitiva, el mexicano Francisco Guerrero, definió como una misión para escuchar sin prejuicios.
Fue una precisión necesaria por la percepción que existía en el país, pero que necesita ser comprobada en el contenido y la forma del informe que rendirá la comisión de su visita, que concluyó ayer en la tarde en Jimaní, un fronterizo poblado dominicano que tiene mucha incidencia en el trasiego de personas y mercancías entre las dos naciones que ocupan la isla Hispaniola.
La siguiente escala de la comitiva de la OEA es Haití, país cuyo Gobierno fue a la sede del organismo hemisférico a acusar a la República Dominicana de crearle una crisis humanitaria con la ejecución del Programa de Regularización de Extranjeros.
A prima facie y por las expresiones preliminares ofrecidas por los comisionados, el equipo de la OEA aparenta que escuchó bien las explicaciones de los sectores a los que consultó durante su estadía en el país. Habrá que esperar ahora qué impacto tendrán las versiones que escucharán en Haití, donde están desde ayer.
También es necesario esperar qué tan ciertas son las posibilidades de un nuevo ciclo de las relaciones entre la República Dominicana y la OEA, como augura el jefe de la misión.
“Esta visita, desde mi punto de vista, inaugura una nueva etapa de relaciones entre la OEA y la República Dominicana que se ha caracterizado por el respeto y la completa colaboración de las autoridades, y esperamos que sirva de relanzamiento de la OEA en el siglo 21”. Después de esas expresiones del jefe de la misión, solo resta esperar si las palabras improvisadas y las del informe técnico serán coincidentes. Esperemos, pues. l
