El oportunista: figura relevante de la politiquería dominicana

I.- Ese es el oportunista1.- En muchos círculos sociales del país, es normal escuchar a algunas personas expresarse en el sentido de que es bueno vivir en la democracia representativa dominicana, porque en ella caben…

I.- Ese es el oportunista

1.- En muchos círculos sociales del país, es normal escuchar a algunas personas expresarse en el sentido de que es bueno vivir en la democracia representativa dominicana, porque en ella caben todos, buenos y malos, serios y sinvergüenzas, sanos y podridos, honestos y ladrones, coherentes e incoherentes, en sí, la democracia de aquí es, algo así, como un tutifruti, un combo de grupos de diferentes comportamientos.

2.- Partiendo de la idea anterior, en el quehacer diario, en las distintas actividades nos encontramos con personas que se lamentan al ver cómo marcha el país, mientras otras se muestran contentas porque, según ellas, “mejor de ahí se daña”.

3.- Aquellos que tienen lo que se llama sentido de la oportunidad, nunca están descontentos, se manifiestan satisfechos, conforme en todo momento; jamás dan querella, viven tranquilitos, nada les perturba; lo de ellos es el momento, la ocasión.

4.- Aquel que procede partiendo de lo que le conviene, se presenta alegre, jovial, es llevadero; de fino hablar, cada una de sus palabras la valora en una onza de oro; es muy tratable; cuando tiene que ser ceremonioso, lo es, y si le interesa ser informal se adapta a esta posición. No tiene problema de solemnidad; sabe cuándo conviene ser visto como importante o insignificante.

5.- Esa persona que actúa conforme el momento, es astuta; tiene todo calculado, se mueve en base a una certera evaluación, sopesa cada paso que ha de dar, siempre saca deducciones precisas; es premeditada, no deja nada al azar.

6.- El sujeto que hemos reseñado, y que así se comporta es, pura y simplemente, el oportunista, quien busca sacar provecho en el momento adecuado, ventajas en la coyuntura que le convenga, utilidad en cualquier ocasión que sea necesaria a su interés muy particular.

II.- El oportunista, su amplio campo de acción aquí, y forma de proceder

7.- Aunque está consciente de que la forma más fácil y lucrativa de desarrollarse es en la politiquería, el oportunista tiene un amplio campo de acción en nuestro medio. Está presente en todas las esferas de la vida nacional dominicana, sin importar que sea empresarial, profesional, cultural, comercial, en la política, en fin, le vemos trasladándose como una culebra de un lugar a otro, en busca del momento, sin importarle llegar empujado, arrastrado, arrodillado o de pie, no le importa nada, lo que le interesa es aprovechar la ocasión.

8.- Para el oportunista hay una cuestión clave en su accionar, y es la oportunidad para actuar, el momento para intervenir, el instante adecuado. Ahí está lo suyo: sacar ventaja de una circunstancia, de una ocasión; actualizarse con alguien que ha de aportarle beneficios económicos.

9.-El oportunista siempre se mantiene en movimiento, no descansa, es sumamente ágil; hace de su movilidad un arte, y de su rapidez una virtud; nadie le saca media pulgada, es un ventajudo aguerrido; le es imposible estar quieto, desconoce la pasividad; no se cansa, se mantiene en ajetreo.

10.- El oportunista cuando le conviene es un ente de mucho vuelo, se mantiene alerta, esquivo; sabe sacar el pie, soslayar una situación que le es indiferente, o enfrentarla si le va a sacar algún provecho; sabe sortear los momentos para, con un cálculo rápido, determinar si escapa o permanece; no se pierde en la apreciación de la conveniencia.

11.- El olfato del oportunista es altamente sensitivo y es poseedor de una gran intuición; olfatea con facilidad el ambiente para saber cómo procede; es un artista husmeando las coyunturas; sabe observar, atisba en un segundo; tiene una mirada incisiva; se mantiene al acecho de todo a su alrededor para en el momento adecuado dar el palo acechao que persigue.

III.- El oportunista: figura importante de la politiquería dominicana

12.- El oportunista, en la coyuntura actual que vive el país, caracterizada por el deterioro económico, social, institucional y moral, su figura resulta útil a los objetivos perseguidos por politiqueros que necesitan de personas fáciles de doblar.

13.- El oportunista cuadra perfectamente en la politiquería dominicana, porque se acomoda a las circunstancias; se somete al capricho de quien tiene poder de decisión en el presupuesto nacional; no tiene inconveniente en amoldarse a los dictados del mandamás del momento, en fin, se siente bien entendiéndose con quien le favorezca en sus ambiciones.

14.- Cualquier guanajo que quiere sentirse un politiquero importante le basta con rodearse de oportunistas saltapatrás, y de inmediato recibe de ellos el mote de líder; aquel que está en la politiquería no le importa codearse con personas decentes o lamparosas.

15.- El oportunista tiene un norte, beneficiarse aunque para lograrlo tenga que convertirse en un estropajo humano; ser favorecido, lograr ganancia; sacar rendimiento, no importa cómo ni qué, lo que procura es que su lambonismo le dé utilidad.

16.- En cualquier espacio donde el oportunista se mueve, trata de comportarse coherente, porque no le gusta sentirse que está haciendo algo diferente a su esencia de persona de dobleces. En sus tejemanejes se convierte en la persona más sabrosa ante quien desea conseguir algo; es un artista para sabrosear, porque tiene la falsa idea de que el sabrosón cae bien a los mentecatos metidos a políticos.

IV.- El oportunista en los procesos electorales dominicanos

17.- Para el oportunista dominicano, los procesos electorales son circunstancias de mucha importancia para sacar ventajas; de ahí que se prepara para obtener el mejor provecho posible. La orientación, saber ubicarse, colocarse para no fallar, forma parte de la preparación inicial del oportunista.

18.- Comenzada en el país la campaña electoral, el oportunista, estudia, analiza a cuál candidato va hacerle galanteos; una vez lo identifica e individualiza, le da riendas sueltas a la galantería, le lanza piropos cargados de lisonjas, se comporta como todo un vulgar cobero, lo empalaga, adulándolo se pasa de zalamero.

19.- El oportunista es certero en la selección del posible ganador de los comicios; su sentido de la oportunidad no da margen alguno a errar; su habilidad, la confianza en su olfato politiquero lleva al aprovechado a ser diestro, un experto en resultados electorales.

20.- Una vez la Junta Central Electoral, emite los cómputos finales favoreciendo el candidato auspiciado por el oportunista, éste llega primero que nadie al domicilio del líder de ocasión a felicitarlo, no sin antes recordarle que había confiado en su triunfo, que lo había pronosticado por todos los medios de comunicación del país. Le precisa, además, que debe comenzar de inmediato a escoger el material humano para estructurar el futuro gabinete, todo con el fin de colarse en el mismo.

21.- El oportunista, habiendo resultado triunfador su candidato presidencial, procura ser beneficiado con una designación en un cargo burocrático de mucho provecho y poco trabajo; en lo adelante se beneficiará de amplias canonjías, lo que le convierte en un ciudadano nuevo, que ha cambiado de mísero a rico, todo por obra y gracia de ser aprovechado, tener sentido de la oportunidad.

22.- El oportunista, en lo adelante se convierte en un chicle, siempre estará pegado del presidente electo; no le pierde ni pie ni pisada, se cuela en todos los sitios visitados por el triunfador; se comporta contagioso, viscoso. De tanto entrar y salir de la vivienda familiar del candidato ganador, la esposa de éste le coloca al oportunista el mote de La Gaveta.

Reflexiones finales

a.- El oportunista que conocemos se adapta fácil a cualquier ambiente porque está preparado para ajustarse de acuerdo a como manda el momento; se aclimata dependiendo del medio donde se encuentra para lograr su meta, y de ahí nadie lo saca.

b.- La existencia del oportunista descansa en una palabra: oportunidad, que es lo mismo que decir ocasión, coyuntura o momento. De ahí que tiene que estar alerta, vigilante, para cuando llegue el instante adecuado accionar como más convenga a su particular interés; por su agudeza nunca pierde la situación apropiada.

c.- El oportunista, para lograr lo que desea da demostración de que está conforme con el ordenamiento social vigente, aunque le repugne; se contenta con saber que va a lograr lo que persigue, aunque sea arrodillado; nada lo detiene para sentirse que ha vencido, se comporta sumiso y degradado, siempre y cuando su conformismo le dé felicidad.

d.- El oportunista, como ente del statu quo, saca a flote su astucia malévola para que no haya lucha entre los que quieren cambios verdaderos, y aquellos que están de acuerdo con que todo siga igual como hasta ahora, que se mantenga lo actual, se afiance el sistema, aunque sea en base a la desigualdad, la opresión social y el desprecio de la minoría hacia la mayoría del pueblo.
e.- El oportunista es una retranca, un estorbo para las orientaciones de contenido democrático y progresista, porque los cambios conspiran en su contra. Los oportunistas se oponen, en forma tajante, a la lucha social; a los métodos de acción política transformadora que ponen en ejecución las fuerzas motrices dispuestas a cambiar las actuales estructuras, por otras que hagan menos pesada la vida material y espiritual a las grandes mayorías nacionales.

f.- Por esencia, el oportunista es conciliador, busca avenencia con todo el mundo; se pone de acuerdo hasta con sus más encarnizados adversarios, sin importarle que sea en el movimiento revolucionario, sindical, gremial o partidista; su misión es concordar para obtener beneficios, se aprovecha reconciliando, unificando hasta a los santos con el demonio. El que hace de oportunista nunca genera lucha social y democrática; se complace logrando la concordia, aunque sea entre los buenos y los malos, el opresor y el oprimido.

g.- Cuando el oportunista no logra conciliar adversarios, hace magia para concordar, aunque sea en apariencia; sobre la marcha se la ingenia. El oportunista es un encantador de diferencias, un malabarista para unificar contradicciones.

h.- En los procesos electorales dominicanos, el oportunista tiene acogida de principalía al lado de los candidatos presidenciales, desde el momento que la política se convirtió en un lucrativo negocio para personas de poca o ninguna valía; su aprobación ha servido para medir el nivel de la podredumbre politiquera dominicana.

i.- En la medida que el sistema social imperante en nuestro país, se ha hecho más añejo e infuncional, el politiquero se ha habituado a servirse del oportunista como pieza importante para sus fines de politiquería de baja estofa, aunque luego le dé un trato de parcho mal pegado; despreciarlo por pegarse de bombardino, de huele fiesta.

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