Santiago. Tras seis años y ocho meses de larga espera en suelo dominicano esperando asilo político, la odisea de cuatro sudaneses llegó a su fin.Nagla Hassan Omer Karar y sus hijos Riham, Osman y Mohamed, tras ser maltratados y perseguidos en la nación africana, llegaron en abril del 2005 a Santiago.
A su llegada a la República Dominicana solicitaron de inmediato asilo político al Gobierno, pero en el 2009 no habían recibido respuesta y es en diciembre pasado cuando el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que desde Washington hace las investigaciones pertinentes y los reconoce como refugiados.
Tras validar el estatus de refugiados políticos, la familia pudo viajar en diciembre pasado a Holanda, nación que los acogió.
Gracias a la ayuda de amigos, los sudaneses pudieron sobrevivir en suelo dominicano.
Una mano amiga
Nagla y sus tres hijos residían en una vivienda en las cercanías de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), pagada con el dinero que recibían de la ACNUR.
Los gastos educativos eran pagados por otro sudanés.
Nagla narra que su esposo trabajaba en defensa de los derechos humanos, en la región del Darfur, donde suceden enfrentamientos de grupos étnicos, y por eso fueron víctimas de atropellos en dos ocasiones.
