SEUL (AP) — Murieron hace bastante más de un siglo, pero los 124 mártires católicos coreanos que serán beatificados por el papa Francisco esta semana aún dominan a muchos de sus descendientes, incluso aquellos que supieron apenas recientemente de sus sacrificios o cuyas familias son budistas o protestantes.
Será un momento de orgullo para ellos el sábado, cuando Francisco los declare beatos, el último paso antes de la canonización. Pero para algunos es una sensación abrumadora saber que un antepasado suyo estuvo dispuesto a morir por su fe.
«Fui bautizado cuando era niño, soy católico desde hace 50 años, pero me pregunto si sería capaz de hacer» lo que hicieron esos mártires, dijo Kim Dong Sup, un oficinista en cuya familia hay 13 mártires. «Lo que hicieron fue increíble».
Kim tiene una reliquia de uno de esos mártires, un trozo de hueso de la espina dorsal, del tamaño de una uña, montado en una cruz, de Kim Tae-gon, el primer sacerdote católico coreano. Fue decapitado en 1846, a los 25 años de edad, por ayudar a misioneros extranjeros a entrar al país. Cientos de católicos se repartieron sus huesos y los conservaron.
Los 124 mártires murieron entre 1791 y 1888. Las autoridades católicas creen que unos 10.000 católicos coreanos fueron ejecutados por la dinastía Joseon, que trató de aislar la península coreana de las influencias occidentales. La dinastía cayó en 1910, cuando Japón anexó la península y la mantuvo como colonia suya durante 35 años.
