Si no hubiera fallecido a sus tres años, a finales de marzo mi primera hija tendría 21 años, casi la edad de Martha Heredia. Probablemente como madre estaría batallando para que ella, quizás también como Martha una jovencita persiguiendo sueños, no fuera confundida por anti valores como el enriquecimiento fácil y el acentuado hedonismo de nuestra alienada sociedad. Si erró, que pague su delito; pero la “latinamerican idol” es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Esperar que la justicia hable es lo humano, en lugar de cebarnos en su triste suerte y condenarla antes. Por su juventud, su condición de mujer y por el dolor de sus padres, mi compasión para Martha.
Para Martha
Si no hubiera fallecido a sus tres años, a finales de marzo mi primera hija tendría 21 años, casi la edad de Martha Heredia. Probablemente como madre estaría batallando para que ella, quizás también como Martha una jovencita persiguiendo sueños,
