Parteras y comadronas

Desde la fundación de la República Dominicana, una de nuestras carencias ha sido de personal de salud. Pocos médicos había en el país a inicios del siglo XX. De hecho, se reportaba que hacia 1917 había sólo 95 médicos en todo el país. Las…

Desde la fundación de la República Dominicana, una de nuestras carencias ha sido de personal de salud. Pocos médicos había en el país a inicios del siglo XX. De hecho, se reportaba que hacia 1917 había sólo 95 médicos en todo el país. Las diferentes leyes de salud regulaban el ejercicio de las parteras y las comadronas, pero fue la Ley General de Estudios del 1902, que estableció en nuestro país los estudios de obstetricia para obtener el título de partera en el Instituto Profesional. El primer profesor de esta escuela fue, en Santo Domingo, el Dr. Ramón Báez; y en Santiago, en 1909, el Dr. Buenaventura Báez inició la formación de parteras. Tras tres años de estudios, se obtenía el grado de Partera de primera clase. El ejercicio de las comadronas estaba limitado al parto sin complicaciones, ya que según la Ley del Juro Médico del 1906, no podían realizar versiones, ni utilizar instrumentos. Ante cualquier duda, debían referir el caso a un médico.

De todos modos, existían en todo el país comadronas autorizadas, a veces por los ayuntamientos, o por otra instancia gubernamental que ejercían y asistían a todos los partos, no importando su complejidad.

En el 1900 se graduó en el Instituto Profesional, la Sra. Eloísa Espejo de Linares, esposa de un médico venezolano, y se convirtió en la primera mujer en graduarse de dicho Instituto. La Sra. Linares ejerció en San Francisco de Macorís. Doña Rosalía Jesorum, en 1902 fue la segunda mujer graduada del Instituto Profesional y ejerció en San Pedro de Macorís. La mayoría de estas parteras ejercían en el interior del país, en donde los servicios de salud eran aún más precarios que en Santo Domingo.

Una de las más reconocidas parteras del país en los inicios del siglo XX fue la Sra. Margarita Mears, quien nació en Escocia en el 1867, y vino al país en 1888 como institutriz de una familia escocesa radicada en Sánchez, los Mc Lleland; luego se casó con el reverendo Mears y en el 1899 viajó a Escocia, en donde realizó estudios de enfermería y obstetricia. Regresó al país en el 1901 y se estableció en Puerto Plata. En aquella ciudad fundó la Sociedad de Caridad, y en 1909 una Clínica de Obstetricia, en donde tenía alumnas que querían aprender la profesión de parteras.

En la ciudad de Santiago de los Caballeros ejercieron dos prominentes damas: Doña Dolores Niece Vda. Díaz y Doña Melania Pichardo Vda. Saleta. Ambas realizaron estudios en la escuela de Obstetricia del Dr. Buenaventura Báez Lavastida, y luego presentaron sus exámenes ante el Instituto Profesional en Santo Domingo. La Sra. Niece Vda. Díaz fue la madre del Dr. Rafael Díaz Niece, prominente médico y hombre que se distinguió, además, por su cultura y sus escritos sobre arte y arqueología. De la Sra. Pichardo Vda. Saleta, se decía que era muy hábil, y se cuenta que llevó a buen término un embarazo gemelar, en el que ambos productos venían con mucha dificultad. Era una dama prestante, que aplicaba inyecciones, y conocía y aplicaba los conceptos de asepsia y antisepsia.

En La Vega ejerció la Sra. Manuela Marte, quien nació en el 1841, y hacia el 1890 trabajaba como cocinera en la casa del Dr. Felipe Blondi, quien le enseñó las bases de la obstetricia. Luego trabajó junto al Dr. Manuel Morillo, y gracias a él fue autorizada para ejercer la profesión de comadrona en el 1920.

Las parteras y comadronas han jugado un papel primordial en nuestro país, por eso en los años 70, ante la poca cantidad de médicos que había en el país, el Dr. Vinicio Calventi propuso la formación de comadronas, para ofrecer atención obstétrica en las zonas más lejanas de nuestro territorio. 

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