Santiago. Los permisos municipales para construir envasadoras de combustible, principalmente GLP, rompen todos los parámetros de prudencia y son levantadas, incluso, al lado de escuelas y plantas de tratamiento de agua.Desde el pasado año se han otorgado más de diez permisos para instalar tanto plantas de gas como de gasolina. La más reciente es construida a solo diez metros de la planta de venta de agua Peñantial, en la carretera Santiago Licey. Los comunitarios liceyanos se quejan de los permisos otorgados por la alcaldía, debido a que en su entorno hay y también dos escuelas primarias y el centro para la formación de maestros, Luis Napoleón Núñez Molina.
“Aquí con dinero se puede hacer de todo y nadie dice ni hace nada, a pesar de los daños a la salud que puede ocasionar una planta de combustible”, apuntó María Arias, residente en la zona.
Arias lamentó que las personas que viven en la zona, cercana a la avenida Circunvalación Norte, donde es levantada la planta, presumiblemente de gasolina, no sean escuchadas por los dueños ni por las autoridades municipales.
A escasos metros de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan) fueron construidas dos plantas de gas, a pesar de las quejas y preocupación de los funcionarios de la entidad. Para la Coraasan, en caso de ocurrir un escape de gas, esto podría afectar las plantas de agua.
A menos de cien metros, fue instalada otra envasadora que podría convertirse en una bomba de tiempo, pues fue levantada cercano las torres de Edenorte en la avenida Mirador Yaque. Para el Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago las plantas de gas lo que hacen es incrementar con altos niveles de riesgo para la vida y la salud humana, la proliferación de este tipo de negocios en diversos puntos de la ciudad.
Manifestaron su preocupación que se almacenen miles de litros de combustibles en zonas próximas a clínicas y centros de salud, centros educativos y otros lugares vulnerables.
