La piratería de discos compactos ha registrado un descenso importante en el país, de acuerdo a reportes oficiales. Sin embargo, las autoridades se enfrentan ahora a un fenómeno que les está dando “mucha agua de beber”.Es una situación que ocurre en el área de software en lo referente a la renovación de licencias, y que no cae propiamente dentro del ámbito del plagio.
El hecho de que ya los fabricantes de aparatos como las computadoras los vendan con los softwares instalados ha permitido que la piratería en esa parte bajara.
Ahora ha surgido en el hecho de que el usuario compra el equipo con el software integrado, no renueva el contrato cuando se vence, pero lo sigue reproduciendo.
En ese caso se puede hablar de una violación contractual entre el usuario y el propietario del software. Es un problema nuevo que la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA) ha estado enfrentando y con frecuencia ha tenido que involucrarse en arreglos entre las partes.
“Con respecto a la lucha contra la piratería el país está a un nivel importante de avance y algunos organismos internacionales han reconocido el efecto logrado a través de las acciones de las autoridades”, asegura el director de la ONDA, Marino Féliz Terrero, al ser consultado por elCaribe.
El funcionario se sustenta en la reciente publicación del denominado “Informe 301”, publicado por la Alianza Internacional para la Propiedad Intelectual que muestra una mayor conformidad con República Dominicana por la incautación y destrucción de materiales ilícitos y por el control y cumplimiento de los compromisos asumidos en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta).
“Las denuncias internacionales que llegaban, por ejemplo, a través de la Dirección de Comercio Exterior, del Ministerio de Industria y Comercio, han descendido al mínimo, con relación a las generadas entre 2005 y 2006. Eso indica que el fenómeno ha ido reduciendo y desapareciendo en algunos ámbitos”, apuntó el titular de la ONDA.
Todavía surgen muchas quejas por parte de autores de libros, que con frecuencia se encuentran con que en algunas páginas de Internet se promueven sus obras para venta en Estados Unidos y Europa. “Lo que no se explican ni entienden esos autores es cómo los vendedores de sus obras las adquieren”, explica el titular de la ONDA. “Aquí hemos tenido casos, por ejemplo, de la Enciclopedia Dominicana, de Franklin Franco. Llegó un momento en que eso estaba haciendo crisis, porque su autor daba el contrato para la edición de una cantidad de enciclopedias a una editora y esa editora se sentía en la libertad de reproducirla en grandes volúmenes y exportarlas de manera ilegal.
Logramos corregir esa situación porque notificamos casi a todas las casas de envíos en el país, para que antes de exportar la enciclopedia u otra obra que tenga interés universal, se comuniquen con la ONDA o directamente con el autor de la obra”, expuso Féliz Terrero.
Otra modalidad son las “bibliotecas virtuales”, que colocan las obras y las exponen al público sin previa autorización de sus creadores. En la medida que se vende una obra pirateada se deja de vender un ejemplar de la creación original. En el entorno digital es difícil cuantificar pérdidas, porque al no existir una protección efectiva las acciones son escasas. Distinto ocurre cuando se trata de obras físicas, donde se calculan daños en 1,600 millones de pesos al año.
Féliz Terrero cita intentos fallidos
Varios países han creado leyes contra la piratería. Inglaterra tuvo la Ley de Internet, que obligaba a los proveedores de servicios a sacar de su plataforma a los usuarios que violan los derechos de autor o que bajaran contenidos sin autorización. Esa normativa se dictó pero al parecer no tuvo eficacia.
En Suecia se dictó una ley parecida y no hubo resultados. Ahora EE.UU ha tenido que detener la llamada “Ley Sopa”, que busca sancionar a los proveedores que suban a su plataforma obras protegidas.
