¿Podrían entenderlo los perredeístas?

Los bandos perredeístas ya no encuentran cómo zaherirse más. Se han dicho de todo. Quizás unos más intensos que otros sobre el entendido de que tienen la razón histórica. Pero parece no darse cuenta que están cerrando todos los caminos, todas&#823

Los bandos perredeístas ya no encuentran cómo zaherirse más. Se han dicho de todo. Quizás unos más intensos que otros sobre el entendido de que tienen la razón histórica. Pero parece no darse cuenta que están cerrando todos los caminos, todas las vías que pudieran existir para un entendimiento, en algún tramo de un camino que pudiera ser muy largo.

¿Qué ha podido conducir a esas personalidades a ese escenario? Podría hablarse de pasiones, también de intereses. No nos aventuraríamos a incluir en esa lista los principios, porque todos han tenido renuncias y cometido desafueros, y siendo así, las descalificaciones absolutas no permitirían el más mínimo entendimiento. Sobre todo, en un mundo en el que nadie es santo hasta que no muere.

En esa perspectiva, es obvio que se están cerrando todas las posibilidades que permitirían siquiera un diálogo con vocación de futuro. Asumamos que en este momento y quizás por algún tiempo mayor, no es posible juntar los bandos, ni siquiera para tomarse un café. Han descendido al plano personal y los enconos imposibilitan cualquier entendimiento político. Eso puede comprenderse.
Pero no parece razonable que las enemistades no dejen un resquicio al futuro. Que sean capaces de entender y aceptar que aunque ahora no es posible ni siquiera intercambiar miradas, debían reservar algunos espacios al porvenir, siempre impredecible.

Ese proceder pierde de vista una cuestión fundamental: la naturaleza de las contradicciones en la lucha por el poder. Las contradicciones principales y las contradicciones secundarias. Y si se concibe esa organización como un instrumento para la búsqueda del poder, entonces no puede desentenderse de esa cuestión.

Cerrar las puertas absolutamente sugiere que no existe ya, ni por asomo, un concepto de cuerpo y que se ha perdido todo, y la visión no alcanza el futuro. Siendo así, para todas las partes, quizás lo mejor sería que cada sector se centre en lo propio, en sus esfuerzos, sin darle el último tirón a la puerta.

Y si el proceso reserva una segunda oportunidad, entonces no sería tan difícil intentar un encuentro. ¿Podrían entenderlo en medio del encono?

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