Política y realidad

El ambiente se torna más sociable, amigable y obviamente festivo. Por momentos también se presta para la reflexión. Reflexionar siempre es oportuno.Caería bien hacer un alto en el camino, después de un año tan intenso como el 2016.…

El ambiente se torna más sociable, amigable y obviamente festivo. Por momentos también se presta para la reflexión. Reflexionar siempre es oportuno.

Caería bien hacer un alto en el camino, después de un año tan intenso como el 2016. Pese a ello, algunos estamentos políticos parece que no se han dado cuenta que el año pasado fue preelectoral y que durante este que termina se celebraron unas elecciones.

Siempre esos eventos colocan a los ciudadanos en tensión y en el caso de los actores o responsables de la dirección o la participación política, en un prolongado estrés.

Se imagina que el día de las elecciones se llega a la culminación, al clímax de ese estado, y conocidos los resultados se vuelve a una realidad. A veces inexplicable, dura, frustratoria y en otros casos de profunda satisfacción. Es el drama de los perdedores y los ganadores.

Pasado ese día se va a otra fase. Es lo que ocurre en todas partes. (Siempre que no haya un desastre real en los resultados de las elecciones). Se va a la reflexión profunda. Aquí, no.

Se ha desatado un “luchismo” no centrado en los incontestables resultados electorales, sino en pretender ganar unos espacios sobre la base de concesiones bajo la amenaza de la ingobernabilidad.

Al país le conviene que haya desarrollo de fuerzas diferentes a las que predominan en el poder, un fortalecimiento de las agrupaciones políticas. Pero para que eso sea realidad es necesario un trabajo creador que involucre al objeto principal de ese que hacer que son los ciudadanos. ¿Cómo hacerlos parte de las ideas que sustentan un proyecto creíble de desarrollo, cambio o avance social?

Esa es la tarea que debe emprender el liderazgo político. Trabajar para construir un instrumento que sustente propuestas que le permitan conquistar los espacios a que aspira.

Es una labor difícil. No basta con las denuncias. Es la materialización de las ideas con propósitos que sirvan para movilizar a quienes ansían un futuro mejor. Esas ideas requieren brillantes expositores que las levanten, las defiendan y las hagan creíbles ante la Nación.

Es tiempo para reflexionar. Es recurrir a la política para transformar la realidad. 

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