¿Por qué Hipólito arrasa en los sondeos?

Mucha gente se pregunta cómo es posible que la propaganda oficialista haya insistido en hacer creer que Hipólito Mejía es lo peor…

Mucha gente se pregunta cómo es posible que la propaganda oficialista haya insistido en hacer creer que Hipólito Mejía es lo peor de la bolita del mundo y, a pesar de ello, ha ganado abrumadoramente en casi todos los sondeos de opinión electoral celebrados en todo el territorio nacional.

La respuesta a esa pregunta reside en dos hechos concretos. El primero es que el mono no es tan feo como lo pintan y el segundo es que los sondeos no se pueden manipular, pues a ellos no llega la mano larga del gobierno.

El candidato del PRD goza del favor de los electores porque, contrario a lo que vociferan los cancerberos de la campaña sucia, se trata de un hombre bueno, un hombre de familia, un hombre de trabajo, además de que es sincero y transparente, enriquecido por las vivencias con las grandes virtudes de la templanza y la autenticidad.

Hipólito Mejía no se cree un faraón ni priva en intelectual. Más bien considera un honor el haber nacido en Gurabo, otrora un campo de Santiago. Es un campesino evolucionado cuya bondad se explaya en su sonrisa, en su sentido de la justicia y en su espíritu de la solidaridad. De ese origen rural, del cual se siente feliz, adquirió la disciplina, su amor al trabajo, la puntualidad y aprendió también a ser cumplidor, agradable y espontáneo. 

Es dueño de un carisma especial que le permite sintonizar con la gente de todos los sectores sociales. Descubre fácilmente las angustias, crujías y expectativas de los empobrecidos. Es un hombre justo, que se conduele de los excluidos del progreso y es capaz de poner el oído en el corazón de las grandes mayorías para transformar sus necesidades en soluciones y sus desilusiones en esperanzas.

Como gobernante, concreta las políticas públicas en acciones que responden a las necesidades de la población, y lo hace con firmeza y determinación. Es un ciudadano responsable convencido de que su misión es ayudar a resolver problemas, contribuir a mejorar las vidas de los demás y procurar que todos vivan decentemente y con dignidad.

El candidato presidencial del partido blanco es un hombre de éxito en sus actividades privadas. Tiene la posición holgada que se ha ganado trabajando desde antes de desempeñar cargos públicos. Es un hombre humilde que ha sabido manejar su éxito, que ha tenido buen juicio para administrar lo suyo sin despilfarro ni ostentación.

La gente quiere al ingeniero agrónomo Hipólito Mejía porque lo percibe como un estadista experimentado, y al mismo tiempo un hombre honesto que, habiendo sido secretario de Estado y presidente de la República, ha seguido viviendo en la misma casa, sin los lujos y sin el boato que exhiben otros políticos que nunca han trabajado.

La gente sabe que un cambio hacia la prosperidad de todos es posible con Hipólito Mejía, un ser humano familiar, esposo leal y padre amoroso que les dio a sus hijos, junto a su esposa doña Rosa, una educación hogareña de la que ambos se sienten sanamente orgullosos.

La gente vota en los sondeos y votará en las elecciones de este domingo por un servidor público como Hipólito Mejía que no habla fino como otros, pero tiene liderazgo y don de mando suficientes y no le tiembla el pulso para lograr que los planes y programas del gobierno se ejecuten fielmente en favor de la población.

Hipólito Mejía arrasa en los sondeos de opinión electoral porque es un gobernante inteligente, justo, casi paternal, cuya principal fortaleza es que quiere un mejor país, pero para todos, persuadido de que el Estado es un instrumento para construir el bien común. Esas son las razones por las cuales mientras más lo denigran sus contrarios, más se crece en el corazón de su pueblo.

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