1.-  Es conocida y muy bien aceptada la idea de Benito Juárez, en el sentido de que  ‘’Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz’’.

2.- La paz y el derecho a decidir por sí mismo reivindican la autodeterminación de las naciones, principios aceptados por mujeres y hombres que creen firmemente que en la  medida que se mantiene la consideración de que cada país decida su destino, se conservan las buenas relaciones y el respeto mutuo.

I.- Eso se llama intromisión

3.- He hecho referencia a la paz, la autodeterminación  y la independencia, porque me han llamado la atención los reiterados  pronunciamientos que ha hecho el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Roberto Álvarez Gil,  con relación a Venezuela, su gobierno e instituciones.

4.- En el proceder del gobierno dominicano ante el venezolano, se ve una actitud que revela  manía, algo así como una idea fija tratando de promover  enredos políticos  que, en todo caso, solo son de la incumbencia del pueblo de Venezuela.

5.- De parte del gobierno dominicano, cae muy mal, luce feo y ridículo, estar haciendo el papel de la OEA y de  Luis Almagro, interviniendo en asuntos ajenos sin ser invitado a ello. Entrometerse  sin ser llamado a mediar, no es más que hacer el papel de injerencista, y peor si  lo hace el gobierno de un país como el nuestro que, precisamente, ha sido víctima de la intervención extranjera norteamericana.

6.- El gobierno dominicano, al comparecer ante organismos internaciones y ponerse a hablar de lo que hay que hacer o no hacer a nivel electoral en Venezuela, da demostración  de que no respeta los principios más elementales del derecho internacional, entre los cuales se destaca, principalmente, la facultad que tienen los pueblos a decidir por sí mismos, muy en particular el derecho de autodeterminación, que es la reivindicación de las naciones a la creación de su organización social estatal propia.

7.- En Venezuela hay un gobierno elegido por las ciudadanas y los ciudadanos, y la naturaleza del mismo solo corresponde a los venezolanos calificarla en uno u otro sentido. Constituye intromisión ponerse a dictar pautas de lo que es de la soberanía exclusiva de una nación soberana como Venezuela. Da pena y vergüenza, pero hay que decirlo  con toda franqueza, que el gobierno de la República Dominicana, está haciendo de caja de resonancia de los intereses del imperio en la posición contra el gobierno legítimo  de Venezuela presidido por Nicolás Maduro.

8.- Como dominicano y convencido demócrata,  me motivó  pena  leer lo que dijo el señor Roberto Álvarez, en el sentido de que “favorece en Venezuela un proceso electoral justo, libre y transparente, fruto de una salida negociada a la crisis de ese país’’.

9.- En Venezuela, los asuntos políticos, incluyendo los electorales, solamente  son de la competencia de los ciudadanos y las ciudadanas de ese país. Entonces, de dónde le sale, quién le ha dicho al canciller dominicano  que tiene  que estar  dando opiniones con respecto a cómo deben efectuarse las elecciones en la patria de Bolívar y Chávez.

10.- El canciller  no debe  ignorar que en Venezuela se pueden efectuar cien procesos electorales y si en cualquiera de ellos resulta un ganador identificado con la Revolución Bolivariana,   aunque sea el papa Francisco, el imperio y sus aliados de América Latina, el Caribe, la OEA y la Unión Europea, utilizarán todos los medios para descalificarlos.

II.- Los asuntos de Venezuela, de los venezolanos

11.-  La administración  dominicana ocupándose de la política  venezolana demuestra que sigue el manual de penetración ideológica que elaboran los estrategas del imperio, con campañas que  responden a condicionar las circunstancias del gobierno que no es de su agrado. Es así como quieren hacer ver que en Venezuela,  Nicolás Maduro,  preside un régimen absolutista, incapaz de garantizar procesos electorales legítimos.

12.- Porque cuenta con todo lo necesario para la transmisión de sus opiniones, al imperio no le es difícil la divulgación de lo que prepara para sellar en la conciencia los conceptos que más se ajustan a sus maquinaciones, y peor si encuentra gobiernos que hacen de voceros interpretando la política injerencista diseñada desde Estados Unidos. Algo semejante como  está haciendo, penosamente,  el gobierno nacional.

13.- El gobierno presidido por Luis Abinader, al igual que su canciller, deben saber que la población de cualquier territorio tiene el poder de hacer en los marcos de su Constitución política lo que más conviene a sus intereses específicos. De donde resulta que el pueblo venezolano puede escoger sus autoridades de acuerdo con las disposiciones que libremente han aprobado, sin que ningún organismo internacional, ni imperio alguno pueda hacer el papel de árbitro. La legitimidad de un gobierno escapa al control de cualquier tribunal extranjero. Solamente los órganos con calidad jurisdiccional pueden determinar lo falso o auténtico de un proceso comicial.

14.- El presidente Luis Abinader,  debe demostrar que tiene su reloj político en hora,  partiendo de que nuestro pueblo está viviendo una etapa sumamente dolorosa por una pandemia que aquí ha matado a  más   de 2,747 personas, además de la crisis económica y social. No se ve bien que Abinader  se esté inmiscuyendo en asuntos que no son de su competencia,  y solamente de interés para los venezolanos.

15.- La prudencia y sana inteligencia  mandan a que el gobierno dominicano, interpretando  la buena voluntad de nuestro pueblo decida la adopción de una política internacional independiente que responda a los mejores intereses del pueblo dominicano, honrando así a todos aquellos hombres y mujeres que han luchado y luchan por la autodeterminación e independencia de  nuestro  pueblo y de los latinoamericanos y caribeños.

16.- Por último, al presidente Luis Abinader, de la manera más respetuosa le decimos que debe tener una actitud de consideración hacia el pueblo venezolano y  a sus legítimas autoridades.

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