El problema del analfabetismo (2 de 3)

En mi entrega anterior presenté la incidencia del problema del Analfabetismo en el desarrollo de los pueblos que tiene entre sus mayores representantes a los países árabes porque en ellos se registran elevadas estadísticas sobre analfabetismo.

En mi entrega anterior presenté la incidencia del problema del Analfabetismo en el desarrollo de los pueblos que tiene entre sus mayores representantes a los países árabes porque en ellos se registran elevadas estadísticas sobre analfabetismo.

En esta entrega deseo destacar el tema de los siguientes aspectos:

a) Población sobre la cual debe incidir principalmente la acción alfabetizadora;

b)Quienes pueden ser los alfabetizadores;

c) Estímulos, no pagos, a los alfabetizadores.

La recomendación sugerida por los especialistas en esta importante área del saber es que la acción alfabetizadora debe recaer, principalmente, entre los grupos de edades de los sectores económicamente activos, que oscilan entre los 15 y 40 años, tomando en cuenta el grado de desarrollo o subdesarrollo de cada país.

Esto no implica que no se preste atención a los adultos que sobrepasan estas edades quienes desde el punto de vista social, humano y cristiano deben recibir la acción alfabetizadora, pues algunos lo piden porque quieren comunicarse con Dios Nuestro Señor a través de la lectura de “La Santa Biblia”, pero bajo ningún concepto no podemos dejar de atender a los adultos jóvenes, que son analfabetos.

No es difícil alfabetizar a un adulto lo que el autor de este artículo lo confirma, pues me ha tocado hacerlo y en un promedio de 60 horas he alfabetizado a adolescentes y adultos jóvenes mediante un método apropiado a los intereses del adulto,  como es el método de palabras normales.

Los legionarios alfabetizadores pueden reclutarse además de los estudiantes del bachillerato del seno de las iglesias cristianas, según el pedido del Señor de “enseñar al que no sabe”;  de los miembros de las juntas de vecinos, de los partidos políticos, de los sindicatos, y estudiantes universitarios, pues no es recomendable utilizar licenciados en educación ni otros profesionales en la tarea alfabetizadora, pues estos solo deben utilizarse como facilitadores para entrenar a los voluntarios alfabetizadores.

El Reglamento de la Educación Secundaria establece que para optar por el certificado de bachiller es necesario cumplir 60 horas de trabajo social las cuales durante el período de la Jornada de Alfabetización, pueden dedicarse exclusivamente a la cristiana labor de “enseñar al que no sabe”.

En algunos países existen disposiciones legales para recibir títulos de bachilleres y de profesionales universitarios es, necesario demostrar haber alfabetizado por lo menos dos adultos analfabetos.

La tarea alfabetizadora debe promoverse como un sacrificio humano,  patriótico y cristiano y consecuencialmente esta es una labor que no debe remunerarse pero sí deben crearse estímulos por la labor prestada consistentes en ofrecer los libros de textos a los estudiantes del nivel medio, pago de matrículas o créditos educativos  a los estudiantes del nivel superior o facilitarles equipos deportivos de baseball, basketball, etc.  a los jóvenes que se dedican a los juegos de pelota, basketball, voleibol, etc. Y que se entregan  a la noble y enaltecedora labor de alfabetizar a sus semejantes, porque hace más de 200 años el gran Libertador de América, Simón Bolívar, manifestó:  “Un pueblo analfabeto es instrumento de su propia destrucción”.

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