Los resultados de las votaciones del pasado domingo plantean cambios y configuraciones en el liderazgo político, los partidos y quizás en la misma sociedad, que asimismo sugieren que algunos actores verán reducido su alcance y otros simplemente enfrenten un futuro incierto.

La Junta Central Electoral (JCE), que fue colocada en el mismo centro del debate en las pasadas elecciones, salió reconocida por los observadores nacionales y extranjeros, incluso, por la muy “activa” embajada de los Estados Unidos. De acuerdo con los resultados oficiales, además de Danilo Medina, el gran ganador del proceso ha sido el presidente Leonel Fernández, a quien todos le atribuyen gran parte de la responsabilidad en el anunciado triunfo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

De hecho, si en algo coinciden oficialistas y opositores es en que fue decisivo el papel de Fernández en los resultados de las votaciones del domingo. La oposición incluso lo acusa de abuso de recursos del Estado en favor del candidato del partido morado.

Lo cierto es que con el papel desempeñado en la campaña, la figura de Fernández se crece entre los peledeístas. El gobernante es, a todas luces, el padrino del triunfo de Medina. No solo se involucró hasta el extremo en la campaña proselitista, sino que le garantizó el apoyo de fuerzas aliadas que se entienden más directamente con él.

Medina es obviamente el otro gran ganador al cosechar los frutos de su perseverancia, luego de dos intentos fallidos por alcanzar la Presidencia. Ahora le tocará compartir el liderazgo en el PLD con Fernández.

Triunfo y derrota

Además de la participación del mandatario, las claves de la victoria de Medina tienen que ver con la aplicación de una estrategia coherente que logró enmendar una desventaja comparativa del candidato del PLD. Desde el match del 2000, quedó claro que a Danilo le faltaba algo que Hipólito sí tiene, y es lo que se conoce como carisma. El PLD, un partido más grande ahora que en aquel momento, lució cohesionado en todo momento, y a eso también contribuyó el presidente Fernández. Como también participó en otro elemento clave, el diseño y ejecución de una correcta política de alianzas, que consistió fundamentalmente en mantener acuerdos ya hechos con otros partidos minoritarios, lo que no era difícil para Fernández, debido a que todos ellos tienen cuotas de poder en el Gobierno.

Y un tercer motivo identificable del triunfo es el rumbo de la gestión gubernamental durante la campaña. El lema que se difundía por lo bajo era “gobernar para ganar” y eso parecía cumplir al pie de la letra el jefe del Estado.
Además de las múltiples inauguraciones de obras, el Gobierno evitó a toda costa tomar cualquier tipo de medida impopular, incluso aumentar los combustibles, cuyos precios fueron congelados por ocho semanas.

El factor Margarita

La presencia de Margarita Cedeño en la boleta también le imprimía un valor agregado a la oferta peledeísta. No solo le daba cierta frescura, sino que además reforzaba la idea de unidad y del compromiso de Fernández con el triunfo.

En los resultados adversos al PRD tuvo algún peso, aunque no se podría determinar en qué medida, la actitud asumida por el presidente del partido, Vargas Maldonado, quien nunca participó en un acto con Mejía, además de su proclamación como candidato.

Aunque en el transcurso de la campaña, Hipólito logró integrar a la casi totalidad de los miguelistas, la ausencia del “MVP” causó un ruido desagradable y nocivo, sobre todo cuando al final se añadieron las críticas de su esposa Angelita, a través del Twitter.

Algunos errores de última hora también podrían haber afectado a la candidatura de Mejía. Frases y comentarios normales dentro del estilo de Hipólito, pero que fueron bien capitalizados por sus opositores.

Abinader en la escena

Aquí entra otra figura que podría jugar un papel importante en el proceso interno perredeísta: Luis Abinader, cuyo desempeño como candidato vicepresidencial quizás pudo ser más proactivo, pero debe aceptarse que actuó sin cometer pifias graves. Medido como segundo hombre a bordo, se puede afirmar que salió airoso. Y su figura hay que verla como una opción de relevo. No debe olvidarse que el acompañamiento de Mejía le viene dado porque precisamente buscaba la nominación presidencial perredeísta. Lo más probable es que ante un marginamiento de Mejía, trate de heredar sus fuerzas, pero eso va a depender demasiado de lo que decida el expresidente. Y como todo el mundo sabe, en política nada es gratis. Habrá que esperar para ver qué pasa con esta personalidad.

Pero en general, sí habría que afirmar que definitivamente en el PRD debe producirse un revelo, que todos daban como consumado cuando se veía actuar como jefe único a Miguel Vargas Maldonado ya como potencial candidato y como presidente de la organización. De hecho formó un equipo nuevo de gestión que quedó eclipsado con su derrota en la convención.

El PRSC

El papel del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) es merecedor de un capítulo aparte en el balance del proceso. Los directivos actuales se la jugaron apoyando al candidato del PLD, pese a que habían creado muchas expectativas de presentar candidatura propia.

Esto provocó una crisis, ya que importantes dirigentes decidieron apoyar al candidato del PRD, mientras otros, como Ito Bisonó, aunque no dieron el paso se negaron a hacer campaña a favor del binomio Danilo-Margarita.

Pese a esta situación de dificultad, los de la “franquicia” lograron superar la barrera mágica del 5 por ciento de los votos que separa a los partidos grandes de los chiquitos. Con los votos obtenidos, el PRSC asegura cobrar como si fuera una organización política mayoritaria. También aspirará a mantener o ampliar la cuota de poder que controla en el presente gobierno.

Emergentes

En este proceso, volvieron a fracasar los emergentes que asumieron el riesgo de presentar candidaturas propias. Cuatro partidos se atrevieron y sacaron entre todos menos de un tres por ciento de la votación. El de mejor desempeño fue Guillermo Moreno, de Alianza País, pero ni siquiera logró el dos por ciento de los votos requeridos para mantener su reconocimiento ante la JCE.

El nuevo revés obliga a revisarse a los que pretenden construir opciones alternativas. Como en otras ocasiones, no fue posible llegar a un acuerdo para unificar a los que estaban en ese camino. Las negociaciones en esa dirección se cayeron. Asimismo, a nivel del suelo, aparecen los números de estas “fuerzas” políticas en los boletines oficiales.

Partidos y sociedad

Estos cambios y movimientos en los partidos, obviamente no pueden producirse de espaldas a una sociedad que ha criticado el desempeño de algunos de los actores, como los señalados por manejar recursos públicos en favor de sus causas particulares y cómo en general el Estado se convierte en un mecanismo de acumulación tendente a crear una plutocracia gobernante, que si no cambia podría en poco tiempo verse enfrentada a una sociedad que reclama cambios en esta forma de hacer política. Aún están vivos los movimientos de sectores empresariales y de la sociedad civil que fueron muy proactivos en medio de la campaña, inquietos por evidencias manifestaciones de usar el poder en favor de la campaña oficialista.

Protagonistas en el PRD

Hipólito Mejía
El reto de “Papá”
A Hipólito Mejía se le presenta un gran reto a partir de ahora. Después de ser un “muerto político” a juicio de muchos, fue reivindicado por las bases del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y luego por el electorado. Logró una votación que roza el 47 por ciento, en condiciones adversas, lo que constituye un resultado que quizás ahora mismo no se aprecie en su justa dimensión, incluso por el propio exmandatario y sus seguidores.

Ahora, cuando la marea baje, la pregunta es qué hacer con esa fuerza que ha alcanzado. Mejía, de seguir activo en la política, tendría que participar o arbitrar un proceso de confrontación interna que de seguro se iniciará en el PRD. La excusa sería el análisis de las causas de la derrota.

Miguel Vargas
El panorama del “MVP”
Miguel Vargas es otra figura que confronta un futuro incierto, toda vez que sus parciales le tienen el agua hirviendo, y que desde antes de las votaciones ya habían vaticinado que le pasarían la cuenta, al margen del resultado final de los comicios. Desde antes de las elecciones, muchos pedían su cabeza, con el alegato de que con su reticencia a integrarse a la campaña, el presidente del PRD apostaba a la derrota del candidato del partido.

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