Las autoridades del Centero Penitenciario La Victoria impidieron ayer que decenas de personas visitaran a sus presos, lo que provocó disgustos y reacciones adversas.La mayoría de las personas que protestaban en los alrededores de la cárcel, al norte de la capital, eran mujeres, esposas y madres, que acudieron como cada domingo a visitar a los reclusos y a llevarles comida.
“Yo estoy aquí desde las 4:00 de la madrugada. Vine temprano, porque mi hijo me llamó anteayer (viernes) y me dijo que tenía dos días que no había comido nada”, explicó Agustina Caraballo, residente en el municipio de Constanza.
Los policías que custodian la entrada principal a la cárcel dijeron que tienen órdenes superiores de no permitir la entrada a gente que fuera a visitar a los presos. Alegan que las celdas están aún inundadas por los aguaceros provocados por la tormenta Sandy.
Sin embargo, las personas que protestaban furiosas por esta medida tienen otra versión que no pudo ser confirmada por este diario.
“Anoche yo escuché un tiroteo. Dicen que hay muertos allí dentro”, dijo una señora que no quiso ser identificada, pero que dice está segura de que la madrugada del domingo “eso parecía un campo de tiros”. El comentario de esta mujer era ya un rumor compartido entre las decenas de personas que intentaban, en vano, penetrar a la cárcel.
Algunos hablaban incluso de varios muertos. Esto no pudo ser comprobado por elCaribe, porque el ejecutivo de la cárcel, un mayor de la Policía de apellido Peralta, no hizo caso a las exigencias de explicaciones de este rumor y, al contrario, ordenó cerrar con candado la puerta principal de acceso a la superpoblada cárcel de La Victoria.
Frente al lugar habían dos camiones de los comedores económicos, para darles comida a los presos, y una unidad móvil de Salud Pública.
Realizan operativo para asistir a los reclusos
Ayer, la Procuraduría General de la República y el Ministerio de Salud Pública realizaron un operativo para evitar que los reclusos sufrieran los embates causados por las lluvias. Centenares de raciones alimenticias, colchones, sábanas y medicamentos fueron enviados para los presos. El procurador Francisco Domínguez Brito y Freddy Hidalgo supervisaron los trabajos.
