“Lo creía un desgraciado por lo que me dijeron de él, pero al conocerlo he comprobado que es una increíble persona”. Cuando un amigo se expresó en esos términos, intercambiamos sobre lo erróneo de prejuzgar a personas que no hemos tratado, influenciados por comentarios de terceros.
No hay que descartar que si el río suena agua pueda traer pero tampoco la omnipresencia de la maledicencia. Nos dejamos utilizar cuando nos hacemos de alguien la idea que otros propalan, aun fueren fuentes confiables.
Tomando en cuenta que las versiones escuchadas pudieran tener motivaciones subjetivas que distorsionen involuntaria o intencionalmente la imagen ajena, concédase el beneficio de la duda, hasta tener su propia impresión.
