Tenemos en el país una situación muy difícil con la propagación de dengue, debido a la insalubridad que existe en la mayoría de nuestros barrios. A esto se une la carencia de los hospitales que en la mayoría de los casos no cuentan con los recursos materiales y humanos para dar respuesta a la demanda. Ahora tenemos enfrentados a la ministra de Salud Pública y a los médicos, quienes alegan no poder ofrecer el servicio como está descrito en el protocolo y ella minimizando el problema y diciendo que está controlado.
El derecho a la salud, contemplado en la Declaración Universal de los Derechos humanos, está vinculado con otros derechos que son la base para que se garantice el bienestar de la persona y la familia.
El problema del dengue en nuestro país tiene precisamente esa conexión, comienza con la violación a los derechos de una alimentación sana y vivienda digna e higiénica, hasta la posibilidad de recibir asistencia médica y servicios sociales necesarios. Estos derechos deben ser garantizados a toda la ciudadanía en igualdad de condiciones.
“Yo creo que la salud es un derecho pero no se cumple la mayoría de las veces ¿porqué?, porque por ejemplo existen aquí en nuestro país y todo el mundo personas que pueden ejercer, pero también como existen personas que lo ejercen existe la mayoría que no tienen recursos y no pueden ejercer derecho a la salud, ni siquiera a una vivienda, no tienen los recursos ni padre, ni madre, ni siquiera tienen trabajo estable… yo pienso que en nuestro país, aquí la salud en nuestros hospitales no es como muy factible para las personas porque hay doctores que no luchan suficiente para sanarles la vida a esas personas y curarles sus heridas”. Así lo expresa un estudiante de una escuela, en el contexto de una discusión de los Derechos Humanos.
Esperamos que tanto los médicos como la ministra busquen una solución, a fin de que no sean perjudicados los pacientes, sobre todo porque siempre son los más pobres. Además, que se dediquen recursos a prevenir la propagación de dicha enfermedad.
