El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) proclamó ayer formalmente a su candidato presidencial, Danilo Medina, quien todavía tiene en su agenda la selección de la persona que lo acompañará en sus propósitos de alcanzar el poder.
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), principal formación opositora, ya tiene a Hipólito Mejía como candidato presidencial y a Luis Abinader, a la Vicepresidencia. Otras fuerzas también tienen sus candidatos.
Alianza País, escogió a Guillermo Moreno y la Alianza por la Democracia, a Max Puig. El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), todavía no ha tomado ninguna decisión, aunque ha expresado la voluntad de concurrir por cuenta propia al certamen. Otras pequeñas agrupaciones tratan también de definir sus propuestas electorales.
Pero las dos principales organizaciones tienen sus candidatos proclamados, y probablemente serán quienes polarizarán el proceso. La oportunidad es propicia para sugerir que la campaña electoral se fundamente en propuestas serias y consistentes. Serias y consistentes, porque están revestidas de realismo.
El sistema político ha avanzado, al menos desde el punto de vista del funcionamiento de los partidos. Realizan sus elecciones internas, (a veces en forma tumultuosa, pero lo hacen), mantienen sus operaciones formales, (no faltan los cuestionamientos a los manejos de los recursos que les provee el sistema) y hasta realizan ciertas actividades de formación y asistenciales.
Los cuestionamientos al sistema político se fundamentan en una supuesta falta de confianza en los líderes, que pese a todo, logran la aprobación de la sociedad, cada vez que los elige en los diferentes procesos.
La administración de los procesos electorales ha mejorado en los últimos años, de forma tal que ya no se habla del fraude como elemento fundamental durante las votaciones. La Junta Central Electoral (JCE) goza del respeto de los partidos y de la sociedad.
El país confronta muchos problemas. Una pesada deuda social acumulada y creciente. Pero esos problemas no pueden ser insolubles. Requieren respuestas, pero como hemos dicho, viables.
Que la campaña electoral se desarrolle en un plano de respeto y paz, que sea limpia, decente. Que se escuchen todas las ideas y que al final, el ciudadano escoja el mejor, que vote por el gerente que según sus consideraciones esté más capacitado para gobernar la nación en estos tiempos.
