La Biblia nos dice en los versículos 24 al 26 del capítulo 19 del libro del Génesis que “Desde los cielos Jehová hizo llover azufre y fuego sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, y el fuego las destruyó, con todos los moradores, y con el fruto de la tierra, y entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”.
Pero ocurre que Sodoma y Gomorra eran dos pequeñas ciudades localizadas en la porción sur del mar Muerto, ubicado inmediatamente al este de Israel, siendo un mar hipersalino fruto de la acelerada evaporación del agua marina, que, gracias a la intensa radiación solar característica de una zona desértica de muy escasas lluvias, provoca un incremento permanente de la salinidad debido al aumento de los niveles de cloruro de sodio (NaCl) en las aguas marinas estancadas, tal y como ocurre en el lago Enriquillo de la Rep. Dominicana, donde la intensa evaporación del agua marina estancada ya ha producido concentraciones de cloruros de hasta 100 mil partes por millón (ppm), equivalentes a tres veces la salinidad promedio del mar abierto que es 35 mil ppm de cloruros.
El mar Muerto tiene una salinidad del orden de las 330 mil partes por millón, es decir, casi 10 veces la salinidad promedio del agua del mar, lo que incrementa la densidad y permite que un cuerpo humano pueda flotar sobre ese mar Muerto fruto de que la densidad del cuerpo humano es inferior a la alta densidad del agua hiper saturada de sal sódica, y permite que la sal precipite con suma facilidad en todos los alrededores del mar. De ahí que el primer historiador judío, Flavio Josefo, narra en su libro sobre “Las Guerras de los judíos” que “cerca del lugar del incidente donde la mujer de Lot se convirtió en estatua de sal hay una mina de sal, de 8 kilómetros de longitud norte-sur”, y precisamente el mar Muerto está alineado en dirección norte-sur, siguiendo una extensa falla geológica regional norte-sur, por lo que es natural que en los bordes del mar Muerto exista una alargada mina de sal, tal y como existe una alargada mina de sal en el borde sur del dominicano lago Enriquillo.
Flavio Josefo narra en su libro que “la montaña conocida con el nombre de Gebel Usdun, o montaña Sodoma, es una montaña de sal ubicada al lado del mar Muerto, y que en esa montaña se han encontrado columnas de sal roídas por la erosión del agua sobre los estratos de roca de sal, similares a la mujer de Lot”, lo que indica claramente que la erosión y la disolución química tallaron columnas de sal con aparentes formas humanas, una de las cuales tenía forma de mujer, lo cual es normal en rocas sedimentarias de origen químico, y la gente pensó que se trataba de la mujer de Lot que se había petrificado, cuando en realidad el proceso de petrificación de la materia orgánica sepultada, en ausencia de oxígeno, es muy lento, porque para mantener exactamente la misma estructura y la misma textura original, cada molécula orgánica es sustituida por una molécula mineral de carbonato de calcio (CaCO3), o de sílice (SiO2) o de cloruro de sodio (NaCl), como en este caso, y ese proceso de sustitución metasomática toma millones de años, tal y como ocurre con la madera petrificada.
De igual modo, una persona que cae y muere en un mar hipersalino, como el mar Muerto, con el paso del tiempo recibe la precipitación del cloruro de sodio sobre la porción exterior de su cuerpo, lo que también da la impresión de que el cuerpo se ha petrificado, pero ese efecto sólo es exterior por recubrimiento en forma de costra salina, y no se produce en el interior del cuerpo, salvo que el cuerpo quede totalmente sepultado por sedimentos marinos salados y con el paso de millones de años se logre la petrificación total de la materia orgánica interior.
Lo cierto es que la petrificación de la materia orgánica es un proceso metasomático, donde cada molécula orgánica es sustituida lentamente por una molécula mineral abundante en el medio donde está enterrada la materia orgánica que se petrifica, pero los procesos de petrificación no se dan con la instantaneidad con que se describe la supuesta petrificación de la mujer de Lot, y aunque decimos que Dios todo lo puede, sabemos que Dios utiliza sus propias leyes naturales para que los procesos se cumplan, por lo que en realidad la gente de Zoar no vio la petrificación de la mujer de Lot, sino una columna de sal, tallada con forma de mujer, en una mina de sal, y creyeron que la esposa de Lot se había petrificado en sal por desobedecer la orden de no mirar atrás.
