Pura Rondón, una vida dedicada al Nacimiento de Jesús

Para mucha gente los sueños “hablan”. Sí, creen en las imágenes difusas que surgen en medio del descanso profundo en los brazos de Morfeo, y aseguran que son premoniciones de “algo” que puede pasar en cualquier momento o una solicitud hecha&#82

Para mucha gente los sueños “hablan”. Sí, creen en las imágenes difusas que surgen en medio del descanso profundo en los brazos de Morfeo, y aseguran que son premoniciones de “algo” que puede pasar en cualquier momento o una solicitud hecha por algún santo, espíritu, ángel o fantasma, la cual el “soñador” debe cumplir por alguna razón, ya sea por fe o por miedo a lo que pasará de no llevarla a cabo.

Entre dichos creyentes se encuentra Pura Rondón, una higüeyana de 91 años de edad, que desde los 7 tiene la misión de “armar” cada 8 de octubre el Nacimiento del Niño Jesús, montaje que tiene características distintivas: nace de un sueño y una promesa.

¿Por qué lo hace? Bueno… quienes no han tenido la oportunidad de conocer la historia de esta encantadora mujer, en cuyo rostro surcan profundas arrugas que desvelan su edad, pero que no opacan su feminidad y temperamento jovial; hace 84 años, cuando era apenas una niña fue afectada por fiebre tifoidea, y en cama, dormida y rodeada de sus padres, recibe en sueños a San José Gregorio Hernández Cisneros, quien, según Pura, le dijo:  “Hablaría con el Señor para que te devolviera la vida, si tú haces ese Nacimiento así mismo como tú lo ves”.

“También me dijo: “Yo soy José Gregorio Hernández, soy venezolano y soy médico”; y luego sentí una inyección, desperté y sentí una fuerza que me hizo despertar y preguntarles a mis padres por el doctor (José Gregorio Hernández Cisneros, también conocido como  San Gregorio)”, narra Pura, quien dice que sus padres se asustaron, pues creían que iban a perder a su hija.

Una experiencia que marcó su vida

Y es partir de esa experiencia cercana a la muerte que Pura, ahora viuda, madre de cinco hijas, que le han dado más de 15 nietos y cerca de 10 bisnietos, dice (mirando hacia arriba, como en busca del dato exacto, pues a veces, la memoria le falla), se entrega por completo a cumplir su promesa “al pie de la letra”.

En sus inicios, el Nacimiento era pequeño y lo hizo con muñequitos de concha para recrear los santos, y una recolecta de plantas silvestres. Luego, sus padres le dieron permiso para hacerlo en una esquina de la casa. “Cuando me casé, a los 24 años, me soñé que debía hacerlo en la sala de mi casa; y mi esposo me apoyó en todo momento. Ahora él no está, pero mis hijas y nietos me apoyan. Cada vez que lo monto (el Nacimiento) vienen y se toman fotos”, agrega.

En la actualidad, el Nacimiento del Niño Jesús de doña Pura cuenta con piezas de barro y yeso con más de 40 años de antigüedad, de las cuales algunas se conservan en buen estado y otras se encuentran “marchitadas” por el uso y pasar del tiempo. A pesar de esto, ella se niega a deshacerse de ellas.

Una de las imágenes que más le gusta es la de un Jesucristo que compró en Puerto Rico, la cual, según recuerda, se le “apareció” en un sueño, indicándole la calle y lugar donde se encontraba.

¿El sueño es el mismo?…

“La gente siempre me pregunta si siempre me sueño lo mismo o por qué no hago el Nacimiento de una forma diferente, pero si así me lo pide San Gregorio no lo puedo variar. Debo cumplir con su solicitud”, dice Rondón, quien cree que ya no podrá continuar con esta tradición, ya que ha ido perdiendo la visión y no tiene fuerzas para mover las estatuillas, ramos y tarros que ornamentan su nacimiento. “Si… estoy cansada y casi no veo, pero no le puedo fallar a San Gregorio”, comenta la diminuta señora al recordar su motivación.

El no poder hacer el nacimiento por sí misma le preocupa, y siente que faltará a su promesa. Pero eso no es todo. También lamenta el hecho de que la gente ha desvirtuado el verdadero significado de la Navidad, que es celebrar la llegada de Jesús. “La gente se preocupa más por comer, beber y bailar, pero no se detiene a orar, a pedirle a Dios que los guíe, que los proteja y que nos dé paz.

Quizás por eso, a pesar de mis problemas, saco fuerzas cada año para cumplir mi promesa”, dice Pura, quien se siente feliz de que la gente muestre interés por su nacimiento. Tanto, que está dispuesta a recibir a desconocidos con los brazos abiertos y una sincera sonrisa, a pesar de que ha sido atracada nueve veces, y una de ellas en la puerta de su casa. “Disfruto cuando los demás ven mi obra, pues hace milagros”, concluye.

Una vida larga y dedicada al santo

Luego de la muerte de una de sus hijas, doña Pura vive con un yerno y un nieto. Allí, a pesar de habitar en un pequeño departamento busca la manera de colocar instalaciones, plantas, ramos y las figuras representativas del Nacimiento del Niño Jesús.

En las paredes tiene enmarcados algunos de los reportajes que a lo largo de los años le han hecho los medios de comunicación. Pero, una de las paredes destaca un gran cuadro de su santo, San Gregorio, a quien le adjudica su longevidad. Sin embargo, Pura viene de una familia cuyos miembros tienen larga vida. Su abuela murió de 114 años, su madre y tíos, todos han muerto de más de 100 años de edad.

“Toda mi vida he creído en los sueños y en las promesas de San Gregorio, en Dios. Creo en el poder de la oración y tengo fe de que si la gente se uniera más, no pasaran tantas cosas malas”, comenta la dulce señora, que en su juventud se dedicaba a la belleza, algo que se puede notar en su pelo tintado de negro y uñas pintadas de rojo.

Dato
El Nacimiento es montado desde el 8 de octubre hasta el 8 de enero, todos los años, pues, según Pura, fue la fecha solicitada por San Gregorio.

Solicitud
Doña Pura solicitó la visita del Padre Chelo, del programa La Voz de María, pues desea hablarle.

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