Recordemos que Shane Mosley, cuatro o cinco años atrás, tuvo un comportamiento de súper estrella de los ensogados.
Cuando enfrentó, dos veces, a Oscar de la Hoya enseñó alta eficiencia. Su labor fue excepcional.
Los venció en las dos ocasiones. La primera victoria, en junio del 2000, le agenció el título welter. En una revancha, en mediano junior, Mosley volvió a ganar.
Aunque a ese triunfo hay que ponerle un “asterisco”, pues la decisión dividida de los jueces fue cuestionada. No obstante, lo que hay que valorar en esas dos peleas es que Mosley transitaba su mejor momento y estaba en capacidad de vencer -como en efecto ocurrió- a los mejores rivales.
Y uno de los grandes de la época lo era De la Hoya quien colgó los guantes con la gloria de haber conquistado seis coronas mundiales.
En los años 2008 y 2009, todavía exhibía eficiencia y excelentes condiciones físicas.
Recordemos sus grandes peleas ante Antonio Margarito, a quien vapuleó, y Miguel Cotto.
Frente a Margarito cruzó guantes por el cetro mediano junior, mientras que con Cotto peleó por el cinturón welter. Ante Cotto perdió, pero su fracaso se produjo por un positivo desempeño del boricua. La pelea fue bien reñida.
Menos velocidad y vergüenza
Mosley, en sus más recientes peleas, ha dejado ver una pobre velocidad de manos y piernas.
Su cualidad a lo largo de su gloriosa carrera ha sido la velocidad.
Velocidad con su mano izquierda en gancho, recto corto y un jab que “martillaba” los rostros de sus enemigos. En sus últimas tres peleas no ha sido “ni la sombra”. Ante Sergio Mora, aunque los jueces vieron el combate “empate”, perdió.
Ante Floyd Mayweather fue humillado y ni hablar cuando enfrentó a Manny Pacquiao. Pacquiao lo humilló en 12 asaltos. Frente a Pacquiao dio vergüenza. La realidad es que Mosley le guardó un “raro” respeto al púgil filipino. Cuando pelee con Canelo Álvarez no podrá recordar su historia de súper boxeador. Hará el ridículo. ¡Perderá por primera vez por nocaut!