Admiro a todo aquél que asume el compromiso de defender una causa que entienda justa y, aún cuando en algunos casos no esté de acuerdo con aquello en particular que se defienda, siempre seré una abanderada de que se respete el derecho a hacerlo, puesto que es parte inherente de algo tan fundamental como la libertad de expresión.
Me parece muy noble y una sana ruptura con el individualismo que a esta generación arropa la decisión de entregar tiempo y esfuerzo, sin remuneración y a veces hasta teniendo que soportar retaliación, para defender planteamientos que se hacen con el propósito de lograr un beneficio para la colectividad. Y cuando ello proviene de figuras públicas resulta loable que utilicen su fama para la búsqueda de un propósito colectivo sin fines mercuriales, como han hecho, por ejemplo, Roselyn Sánchez con el tema de la protección a los derechos de los animales o Emma Watson a favor de la equidad de género, que no se trata únicamente de un par de comentarios en un evento para llamar la atención, sino que se involucran activamente en campañas y proyectos para lograr objetivos en el marco de lo que defienden.
Sin embargo, creo que ofende a la seriedad de la causa cuando ello se hace sin información y especialmente sin verdaderas creencias, sino como consecuencia del típico borreguismo que se produce cuando algo “está de moda” o para ganar fanáticos y seguidores.
Específicamente el grupo musical llamado Calle 13 usó la plataforma de una presentación reciente en el país, escenario inoportuno por demás, para hacer declaraciones de protesta con palabras tan pesadas como “ilegalidad” para hablar de Loma Miranda y con ello ganar el aplauso de los defensores de que la Loma sea convertida en Parque Nacional.
Y sin bien en el momento les salió genial su actuación de cuasi políticos neo populistas, no menos cierto es que es un verdadero irrespeto, especialmente para aquellos que han entregado parte de su vida a defender a Loma Miranda, que unos extranjeros utilicen algo tan importante con el evidente propósito de lograr más popularidad y por ende beneficios para sus particulares intereses, manejando el tema con pasmosa ligereza, superficialidad y total desconocimiento de información vital para poder hacer categóricas afirmaciones que van más allá de una simple opinión (opinar que algo está mal y asegurar que es ilegal son cosas totalmente diferentes).
Que defiendan sus causas si realmente creen en ellas, pero que al menos se
informen antes de hablar.
