¿Qué los mueve?

No se puede hablar con propiedad de un fenómeno nuevo en la Policía Nacional. Tampoco hay un histórico que sugiera el establecimiento de una actitud entre los miembros de esa institución. Pero sí pueden observarse expresiones esporádicas, indicadora

No se puede hablar con propiedad de un fenómeno nuevo en la Policía Nacional. Tampoco hay un histórico que sugiera el establecimiento de una actitud entre los miembros de esa institución. Pero sí pueden observarse expresiones esporádicas, indicadoras de comportamientos levantiscos que sin embargo no dejan de tener algún significado.

Aunque no constituyan una tendencia, llaman la atención. Son manifestaciones de indisciplina.

Diferentes han sido los eventos. Unas veces cuestionamientos a la jefatura, públicamente. En otro momento, una insubordinación de la dotación de San Francisco de Macorís, que mediante la fuerza sacaron a uno de sus compañeros de un tribunal, en el cual era procesado por conducta delictiva, en 2012. Un año después, agentes en Santiago abandonaron el patrullaje inconformes con un aumento salarial que consideraron discriminatorio. En enero del año pasado 73 agentes resistieron el cumplimiento de una orden de traslado de Dajabón a Mao. Hace unos días, el famoso raso Daurin Muñoz fue foco de interés nacional con una singular denuncia de los salarios “cebolla” que reciben los policías. Y ahora, con el auxilio de defensores de derechos humanos, un coronel se adelantó públicamente a un proceso que le seguía Asuntos Internos, bajo el alegato de que era objeto de una persecución personal en su contra.

¿Una simple quiebra del sentido de la disciplina entre los uniformados? ¿Desafío a la autoridad o expresión de un malestar?

En pocos casos, el accionar de esos policías se fundamenta en una causa justa. En general, actúan por conveniencias asociadas a ventajas o a prácticas poco santas.

En cualquier caso, es necesario recordar que esos comportamientos riñen con lo establecido en las leyes de la República, que consignan que los policías y militares no tienen facultad deliberativa.

Al margen de cualquier otra consideración, es necesario que las autoridades analicen estos hechos, que vean a fondo qué los provoca. La Policía Nacional, Interior y Policía o la Procuraduría General de la República deben desentrañar las verdaderas causas que los mueven.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas