¿Qué pasa con el Metro?

El Metro de Santo Domingo ha sido la obra de más impacto en la República Dominicana en tiempos modernos. Y su dimensión ha trascendido más allá de los mares. De hecho, inspiró a las autoridades de Panamá, un país con fuerte pujanza económica,&#82

El Metro de Santo Domingo ha sido la obra de más impacto en la República Dominicana en tiempos modernos. Y su dimensión ha trascendido más allá de los mares. De hecho, inspiró a las autoridades de Panamá, un país con fuerte pujanza económica, a desarrollar un sistema similar de transporte de pasajeros.El Metro de Santo Domingo pasó a ser la primera obra de esa naturaleza en la región de Centroamérica y constituye una referencia. Es un orgullo dominicano.
Desde el punto de vista económico, se trata de una de las inversiones más importantes de la administración de Leonel Fernández. La primera línea tuvo un costo aproximado de alrededor de US$750 millones y en la segunda línea se invirtieron US$830 millones. Todavía no termina la Línea 2-B y su valor estimado sobrepasa los 385 millones de dólares.

Es decir, que es una infraestructura que ha conllevado una alta inversión para una pequeña nación como la dominicana, que es muy bien valorada por todos, y preservarla con los estándares en que fue administrada desde sus inicios debe ser una prioridad.

Sin embargo, desde hace semanas, meses, la prensa viene registrando informaciones sobre deterioros. Escaleras eléctricas que no funcionan, abandono y sucio visibles en paredes y no menos de 13 ascensores que dejaron de funcionar.
Un recorrido realizado ayer por reporteros de este diario reveló que en las líneas I y II hay descuido general en el mantenimiento, desde las paredes a los techos. Es una pena.

Pese a que el presidente Danilo Medina hizo un recorrido electoral por la línea 2-B, el grueso de los trabajos en la misma ha mermado y aunque se habla de que estaría en servicio en agosto, parece que lo más cierto es la incertidumbre.
El Metro de Santo Domingo es un bien de la Capital, de la República. Preservarlo dentro de los estándares en que fue concebido es una obligación del Estado.

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