Cuentan entre “compañeros” y “compañeritos” de los que esperaban fuera del salón donde estaban reunidos, concluyendo la semana pasada, los jerarcas de la autodenominada “dirección moral” del PRD y su mentor, el presidente Hipólito Mejía, que fue tal “el pique” del aún fogoso jurista y aspirante (¡¿otra vez?!) a la presidencia del partido blanco, que ´”se puso coloraíto” (aunque no quiere saber ni en pintura de los reformistas) y hubo hasta temores de que las canas se les pusieran negras o que le diera “un yeyo”. “Lo que sí es que el compañero parecía que iba a explotar, que le iba a dar un infarto”, me dijo un amigo perredeísta. Otros aseguran que, saliendo de la reunión y tras tirar la puerta, pronunció expresiones duras, con frases peyorativas. Lo cierto es que, nuestro personaje –a juzgar por sus palabras y gestos- estaba Esquea-do, más que asqueado, por los términos en que el presidente Mejía habría presentado en la reunión a su hija Carolina, con un –medio en chercha o no- “he aquí a mi heredera”. Y después no quieren que uno lo diga…
El proyecto Natty
“El profesor está en su derecho. Aspirar es legítimo, aunque en este momento eso puede ser muy extemporáneo”. Con estas palabras, más o menos, me aseguran desde la muy cercana intimidad del presidente Leonel Fernández que éste comentó ante varios amigos lo del proyecto presidencial de Temístocles Montás en reciente e informal tertulia en su despacho de la Fundación Global Democracia y Desarrollo, de cuya primera directiva, la gestora, Temo precisamente fue el presidente. Y como en todo grupo no falta un cherchoso, aunque los contertulios sean teóricos, hubo quien dijo: “Ya en la calle bautizaron el proyecto de Temo como Natty”. “¿Cómo así?”, me cuentan que preguntó ¿ingenuamente? El Príncipe, recibiendo como respuesta un “por lo de natimuerto; dicen que es un proyecto que nació muerto”. Hubo algunas risas, risitas y sonrisas. Otros, de los 6 presentes, tal vez en rol conservador, callaron. ¡Je, je, je..!
