Real culpable

Nicolás Maduro heredó un gobierno por designio de su fenecido líder Hugo Chávez luego de un proceso eleccionario celebrado en abril del año pasado en el que ganó por estrecho margen al líder opositor Henrique Capriles, bajo grandes cuestionamientos

Nicolás Maduro heredó un gobierno por designio de su fenecido líder Hugo Chávez luego de un proceso eleccionario celebrado en abril del año pasado en el que ganó por estrecho margen al líder opositor Henrique Capriles, bajo grandes cuestionamientos que no tuvieron ninguna repercusión interna dado el absoluto control ejercido por el chavismo de todos los poderes del Estado. El rosario de errores cometidos por el poco avezado heredero de Chávez, más los heredados, ha causado una situación difícilmente sostenible, con una inflación de alrededor de un 60%, control de cambio de divisas, carestías de muchos  productos de la canasta básica y todo tipo de restricciones y amenazas a la libertad de prensa y empresa.

Los fracasados métodos utilizados por la maquinaria chavista de intentar controlar precios y la economía mediante absurdas leyes y decisiones demagógicas, solo han servido para agravar la situación. 

La convocatoria a una marcha efectuada por jóvenes estudiantes en ocasión de la celebración del Día de la juventud, ha generado una explosión de sentimientos que no se sabe cuándo y dónde se detendrá, en una sociedad que tras 15 años de absurdos y retrocesos que han prácticamente hecho colapsar la economía de ese rico país, está desesperada.

Por eso las protestas en Venezuela y la violenta represión de las mismas por parte del gobierno mantienen en vilo a todos los venezolanos dentro y fuera del país así como a toda la comunidad internacional, a pesar de la doble moral de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos por intereses económicos derivados del petro-populismo desenfrenado de Chávez, continuado por Maduro.

La mala administración, el aniquilamiento de las instituciones, el cercenamiento de la libertad de prensa, el continuo acoso a los inversionistas hasta sacarlos del país y los permanentes ataques a la libertad de empresa, han provocado  la calamitosa situación de Venezuela, la escasez de productos y el hartazgo de gran parte de la población.

Naturalmente Maduro y su gente siguen todavía apelando a los fútiles argumentos de que todo es causa del imperialismo yanqui, de las confabulaciones de enemigos como Álvaro Uribe, de las conspiraciones de la oposición “fascista” y empresarios, la de jefes militares golpistas, todo lo cual se desvanece ante la cruda realidad: el estrepitoso fracaso de un equivocado modelo.

La pésima situación económica es la real culpable de la crisis venezolana, no los Estados Unidos ni cuantos conspiradores sindica Maduro, porque como siempre ha sucedido en la historia, los seres humanos pueden seguir malos líderes por años, apoyar ideas aberrantes, acompañarlos en acciones equivocadas, pero a fin de cuentas cuando el modelo flaquea y la economía se desmorona, el carisma y los postulados se echan al abandono y prima el pragmatismo de buscar la subsistencia y la mejoría.

A Maduro lo está venciendo la economía y a ese enemigo no lo podrá silenciar ni encarcelándolo como ha hecho con Leopoldo López erigiéndolo en el principal  líder opositor, ni con agresiones, violencia o muertes como ha hecho con la población.  Los días parecen cada vez más próximos para que Maduro y el régimen chavista caigan vencidos por el peso de sus disparatadas acciones. l

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