Reconocimiento póstumo al amigo Jorgito Bournigal

La siguiente publicación es una reproducción del artículo que escribí y fue publicado el domingo 7 de mayo del año…

La siguiente publicación es una reproducción del artículo que escribí y fue publicado el domingo 7 de mayo del año 1995 en el periódico Listín Diario:

Este viaje a Boston, en abril fue de grandes reflexiones sobre todo cuando recibía todos los días el Boston Globe. Ese mismo Boston Globe, cuyos recortes de la página deportiva, traía todos los años durante 20 años, al distinguido cronista deportivo, fiel amigo y caballero, pero sobre todo “Bostoniano” de corazón y de entrega absoluta, a quien la muerte se llevó en plenas facultades en franca productividad. Este año no he traído nada más que tres recortes para mi archivo, no tengo a quien traerle periódicos, Jorgito no está aquí y no está aquí por primera vez en muchos años, lo que me ha inspirado para hacer públicas estas reflexiones de bostonianos.

Recuerdo los juicios de un querido amigo vegano, yanquista furibundo, que un día me dijo: indudablemente que los bostonianos son los fanáticos más fieles, más honorables y más dignos.

Teníamos pendientes dos encuentros uno en su programa radial de mediodía “Lucky Seven en el aire”, junto al distinguido deportista Tony Piña, referente a la calidad defensiva de Ted Wlliams, y otro en mi casa, con mi familia y amigos comunes para el cual había recopilado una apreciable cantidad de grabaciones de su cantante preferido Nicolás Urcelay. Ambos quedaron pendientes por mi culpa, siempre fui posponiendo esas reuniones, Jorgito me decía, tú tienes que memorizar todo esto que me estás diciendo y expresárselo a Tony Piña.

El gran cronista deportivo cubano Jess Lozada escribió en el año 1950 para la “Revista Carteles”, una semblanza de cada uno de los grandes beisbolistas, de la época, Dimaggio, Musial, Boudreau, Feller y Williams. Lozada reconocía la extrema calidad de Williams, pero nunca fue “Pro Williams” porque criticó siempre su trato duro hacia los cronistas deportivos. Cito a Lozada: “No fue, ni es, un jardinero mediocre, al contrario, se ha desarrollado admirablemente en su tarea defensiva, pero no juega con el ardor y la impetuosidad del jugador completo a lo Dimaggio o a lo Musial”.

Después de un análisis técnico de las facultades extraordinarias de Williams para conectar en terreno de nadie. Termina el artículo señalado, diciendo: “Así es Ted Williams, un coloso que posee ritmo natural, pero un neurótico que jamás podrá adquirir el barniz y la grandeza de los Cobb y de los Ruth”.
Ahí discrepo totalmente con Lozada:

1º. Debió enjuiciar a Williams después de terminar su portentosa carrera.
2º. Williams “ingresó con honores” al círculo de los grandes de todos los tiempos y adquirió sin dudas el barniz y la grandeza de ellos.

Solamente tendríamos que analizar sus actuaciones más sobresalientes en los últimos diez años de su carrera, luego del estudio de Lozada.

1950: Codo roto en juego de Estrella. Promedio: 317-28 homer – 97 empujadas, con 334 turnos.

1951: 531 turnos-318 promedio, 30 homers, 126 empujadas. Perdió casi dos temporadas por la guerra de Corea, único deportista que formó filas activamente en dos guerras.

1952 y 1953: En este último año bateó en 91 turnos. 407 de promedio, 13 homers y 34 empujadas.

1954: 345 promedio al bate.

1955: 350 de promedio.

1956: 345 de promedio.

1957: 388 promedio (con 39 años de edad), con 38 homers y 87 empujadas en 420 turnos el más alto average en las Grandes Ligas desde que bateó 406 en 1941 (16 años antes).

1958: 328 de promedio Champion Bate a los 40 años. El más viejo de todos los champion bates hasta la fecha, dos coronas de bateo a los 39 y 40 años. (Cobb último título bateo a los 33 años, Ruth a los 29 y Speaker a los 28 años).

1959: Clavícula rota en el entrenamiento y tiene su peor año, solo agota 272 turnos y batea 254 con 10 homers y 43 empujadas.

1960: Su último año, 310 turnos, 316 promedio, 29 homers y 72 empujadas, a los 42 años un homers cada 10.6 turnos, increíble, sencillamente increíble.
No señor Lozada! no podemos estar de acuerdo con usted.

Volvamos ahora al aspecto defensivo de Williams en el Left-Field de Boston desde el 39 al 95 ocupado solamente por cuatro patrulleros. Recordamos al dinámico y gran conocedor del Base-Ball, Rafael Rubí quien decía que Williams manejaba los rebotes en el Fenway Park como un “verdadero maestro”.

Recordemos que en el 1950 en el juego de Estrellas, cuando llegó al clásico con 25 homers y 83 empujadas, precisamente, haciendo una espectacular jugada defensiva chocó contra la verja para robarle un cuadrangular a Ralph Kiner, y donde se rompió el codo perdiendo una gran parte del resto de esa temporada, que estadísticamente aparentaba podía ser superba en el aspecto ofensivo.
Extractemos lo que dice la revista “People” del 13 de marzo de 1995.

“En un artículo dedicado al museo “Ted Williams” equivalente al cooperstown de los bateadores. “A los ojos de muchos historiadores del baseball, Williams fue el más puro y fino bateador del diamante, Williams quien patrulló el left-field del Fenway Park con arrogancia de patricio.

Además y colaborando con el criterio de Jorgito cuando me decía: ¡Pero Guin! Tú lo viste jugando ¿cuál es tu opinión en el aspecto defensivo? Y yo le decía como digo ahora: “excelente”, un gran fildeador.

Tenía un gran sentido del rebote en el estadio más difícil de manejarlo y su mismo perfeccionismo para el bateo, quizás, le hizo desarrollar este aspecto eminentemente técnico como lo que fue “un maestro”.

Termino diciéndole a la familia de Jorgito que su amigo Bostoniano, de siempre ya no traerá los recortes de Boston Globe porque no tendrá a ningún cronista amigo a quien entregárselos, pero a diferencia del Coronel de García Márquez, este amigo “Sí tiene quien le escriba!”. l

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