En el Molina Veterans Park, en el barrio donde vivía su familia, un centenar de fanáticos se reunieron a escuchar sus canciones preferidas de Selena y demostrar cuánto la recuerdan.
María Anita Monsivaiz llegó desde San Antonio en su camión con el retrato de Selena pintado en los costados.
Ataviada con una camiseta de Selena y una gorra de béisbol cubierta de prendedores de Selena, Monsivaiz recordó la última vez que vio a la cantante, durante una actuación en una tienda H-E-B.
Selena inició su carrera a fines de los 80 en el sur de Texas con su banda Selena y Los Dinos. Su fama creció en los 90 y vendió centenares de miles de álbumes, a la vez que ganó premios de entidades inglesas y españolas.
Pero todo terminó el 31 de marzo de 1995, cuando fue asesinada por la una de sus empleadas. Tenía entonces 23 años.
El homenaje anual comenzó después de su muerte y es organizado por sus admiradores. La familia de Selena en Corpus Christi siempre mantuvo su distancia del evento.
Abraham Quintanilla, el padre de Selena, dice que es un día que prefiere no recordar: «Para nosotros, no es una fecha para celebrar».
Pero la cara de Selena estaba a la vista en todas partes el jueves por la noche: en camisetas, mantas, gorras, obras de arte y videos, mientras se escuchaba su música.
Al anochecer, se realizó una vigilia a la luz de las velas. «Parece que fue ayer que estaba con nosotros», dijo Carolina Sáenz, quien viaja cada año desde Nueva Jersey para actuar en el homenaje.
