Si bien la semana pasada empezamos hablar de la zona o ciudad colonial, de su riqueza y, con intención nos desviamos para hablar de un tema todavía tabú entre nosotros, a pesar de que hay que reconocer que en relación a otros tiempos hemos avanzado bastante. Nos referimos pues a lo afro, elemento muy presente en nuestra cultura.
Aunque no asociemos el título de este texto al contenido y, resultemos imprecisos al plantear algunas ideas, lo cierto es que la ciudad colonial, le debe mucho a la presencia de “otras culturas” además de la aborigen y la española. Pues resulta y viene a ser que justamente en ese escenario, en donde se erigieron las primeras construcciones de la denominada “sociedad civilizada” en el nuevo mundo, también toma partido un proceso de mezcla muy en boga en nuestros días, ya que la mano de obra era esclava y en ese momento los esclavos no eran otros que los negros africanos.
En principio tal vez no, pero es un hecho que desde el momento mismo en que España inició las negociaciones con Francia en torno a la Española, los esclavos ya se asumían como elementos para llevar a cabo una serie de planes, entre ellos: la creación de una “nueva civilización” en la que encuentran espacio las primeras construcciones de carácter religioso y militar de la época. La primera, no es otra que la Catedral Primada de América y, la segunda: La Fortaleza Ozama.
De manera que entre esos muros no solo se recoge una serie de estilos que exaltan la riqueza cultural de occidente, esta vez en las nuevas tierras conquistadas, sino que además, encierran un sin número de historias dormidas que esperan ser escuchadas por almas nobles, sobre cómo a través del esfuerzo de unos cuantos, hoy podemos disfrutar de magníficas construcciones. A propósito de “recuerdos de una visita guiada” estas líneas fueron inspiradas por la tradición oral, la misma que ha servido para rescatar grandes acontecimientos en la historia de la humanidad.