El refajo

Recién comenzó a circular desde Washington, DC, en algunos núcleos que procuran hacer opinión un documento crítico a las políticas del Gobierno, oportuna y adecuadamente respondido por el embajador de República Dominicana en Estados Unidos,…

Recién comenzó a circular desde Washington, DC, en algunos núcleos que procuran hacer opinión un documento crítico a las políticas del Gobierno, oportuna y adecuadamente respondido por el embajador de República Dominicana en Estados Unidos, Aníbal de Castro. Casi en forma simultánea, en diarios importantes de algunos países de Europa Occidental han sido insertados artículos en igual orientación. Mientras, aquí no han faltado quienes, en la continuidad de una conducta, sin detenerse a observar que esos documentos y/o artículos críticos acusan errores garrafales y visibles de contenido y apreciación, han hecho coro a lo que plantean, amén de que se hace sospechosa esa actitud, precisamente en momentos en que el país es objeto de un virtual acoso inducido a través de gestiones de lobbysmo en numerosos escenarios luego de lasentencia 168/13 del Tribunal Constitucional. Es por eso, que ha quedado muy pero muy clara la visibilidad del refajo a los promotores de esta campañita…

Aníbal de Castro

Si todos los embajadores que nuestro país ha acreditado en el exterior fueran del calibre y la capacidad de Aníbal de Castro, por cierto uno de mis mentores, la imagen y el  posicionamiento de República Dominicana fueran otros. El embajador dominicano en Washington, que ya antes lo fue en Londres, con concurrencia en otras naciones, ha sentado cátedras en cuanto al cumplimiento de los deberes de quien, en el ejercicio de la representación diplomática dominicana, ha de ponerse al frente en la defensa de su patria. Leí con detenimiento hace poco la respuesta de Aníbal al documento  de muy notorio y sesgado contenido, puesto a circular por un centro “de investigación estratégica”, y este domingo me disfruté la entrevista que le hiciera Jorge Ramos en uno de los programas de Univisión, donde De Castro hasta le corrigió al inefable Jorge el contenido y forma de algunas de las preguntas. Y ahí si hay…

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