En el artículo anterior presentamos la importancia del fortalecimiento de los vínculos entre la escuela, la familia y la comunidad para garantizar la calidad de la acción educativa y la democratización del sistema educativo dominicano transparentando sus acciones y dando oportunidad de participación a todos los actores de la escuela.
Desde la Ley General de Educación se fomenta la participación de las familias y la comunidad en la escuela y también se ordena el establecimiento de los principios y normas que regirán a estos órganos de participación.
Entre los órganos de participación creados tenemos que señalar en primer lugar, los Comités de Cursos y las Asociaciones de Padres, Madres y Amigos de la Escuela creados por la ordenanza 9’ 2000. Los comités son integrados por tres representantes de cada aula de la escuela, y tienen el propósito de apoyar al maestro en los retos educativos de un curso en particular. Las asociaciones auxilian, refuerzan y apoyan la labor docente y administrativa de las escuelas. Ambos órganos persiguen el desarrollo institucional y una mejora de la calidad educativa en su área de influencia.
Asimismo, destacamos la conformación de las Escuelas de Padres y Madres (legitimadas en la orden departamental 11-98, y funcionando bajo la responsabilidad de un equipo colegiado a lo interno del centro educativo), constituyen un espacio de formación para los padres con el objetivo de prohijar un ambiente de hogar que favorezca el involucramiento efectivo de éstos en los procesos educativos de sus hijos.
Las Juntas Descentralizadas son otros organismos de participación descentralizados, presididos por el director de la escuela e integrados por un representante de los actores de la comunidad educativa, que tienen como misión contribuir al fortalecimiento institucional del centro, velando por el uso eficaz y eficiente de los recursos humanos, de infraestructura y financieros, de cara a una nueva cultura de la democracia en la escuela y de rendición de cuentas.
Estos órganos de participación se consideran como parte sustantiva de una política pública que parece es de alta prioridad ministerial. En nuestra tercera y última entrega daremos una mirada cercana al funcionamiento de estos organismos en las escuelas dominicanas y las lecciones aprendidas de estas experiencias de participación. l
