Rendición de cuentas

El presidente de la República presentó ayer sus memorias al Congreso Nacional sobre los resultados del 2014. Fue un informe formalmente correcto. Centró sus palabras en el marco previsto en la norma constitucional.Obviamente, no podía…

El presidente de la República presentó ayer sus memorias al Congreso Nacional sobre los resultados del 2014. Fue un informe formalmente correcto. Centró sus palabras en el marco previsto en la norma constitucional.

Obviamente, no podía soslayar un tema vinculado al Plan de Regularización de Extranjeros, de candente actualidad. Si bien fue cauto y delicado, dejó claro “que ninguna nación del mundo, ni ningún organismo internacional, pueden exigir a la República Dominicana que en materia de régimen migratorio, ni de ningún otro derecho soberano, asuma sacrificios al margen de lo que su ordenamiento constitucional y legal prevean”.

Asimismo, ante lo que parece ser una presión soterrada y un propósito atrevido que se expresó con los hechos bochornosos contra las sedes dominicanas en Haití, fue enfático en señalar que “nadie puede albergar la más mínima duda de que una vez concluya la ejecución de los instrumentos de regularización previstos en la normativa migratoria, no habrá más prórrogas. Por tanto, los extranjeros de cualquier nacionalidad sin regularizar, estarán sujetos a los procedimientos establecidos por la Ley, siempre en el marco más absoluto del respeto a la dignidad de las personas”.

Dicho eso, hay que reconocer que el pasado año constituyó una robusta jornada de trabajo. La enumeración de las obras de infraestructura en salud, educación y vías de comunicación, sugiere cómo se ha concentrado la inversión pública.

Cabe, asimismo, destacar la acción del Gobierno en los programas focalizados en los grupos poblacionales vulnerables, las pequeñas y medianas empresas, cómo han accedido a los recursos económicos para mejorar sus vidas.

El Presidente reafirmó que 2014 fue buen año: creció la economía con baja inflación; los programas públicos y las iniciativas privadas influyeron para disminuir la pobreza y para crear nuevos empleos. Hasta la deuda total del país disminuyó en un 9%, con crecimiento del turismo, zonas francas, construcción, agropecuaria y mayor inversión extranjera.

Fue una pieza llena de optimismo, que convoca a confiar en el futuro. Pero todavía falta mucho por hacer. Cerca de un millón de dominicanos siguen en la pobreza extrema y las necesidades y demandas incumplidas crecen por doquier.
En general, Medina va por buen camino. 

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