Retomar el Plan

El presidente Danilo Medina inició el cuatrienio pasado con una fuerte apuesta por la educación, con el inmediato cumplimiento del compromiso del 4%. Mejorías sistemáticas a los ingresos de los maestros, construcción de infraestructuras, algo…

El presidente Danilo Medina inició el cuatrienio pasado con una fuerte apuesta por la educación, con el inmediato cumplimiento del compromiso del 4%. Mejorías sistemáticas a los ingresos de los maestros, construcción de infraestructuras, algo de equipos y la implantación de la tanda extendida. Como un pilar importante, dentro de lo que parecía una visión estratégica, la liberación del analfabetismo a cerca de un millón de dominicanos. El Censo de 2010 estimó los iletrados en 851 mil 396, pero los levantamientos para el desarrollo del programa demostrarían luego que la cifra se aproxima a 943 mil 201.

En este momento se busca dar un nuevo impulso a la llamada Revolución Educativa, lo que es positivo, pero de acuerdo con lo publicado por este diario el 25 de octubre, el Programa Nacional de Alfabetización ha entrado en una fase que si bien no se puede identificar como parálisis, sí se puede hablar de una ralentización.

Esa ralentización ¿o parálisis? tendría que ver con los recursos económicos y aparentemente con las metas propuestas que no fueron adecuadamente estimadas.

En cualquier caso, la cuestión es que el Plan de Alfabetización está a la mitad del camino. Se habla de 591 mil 603 egresados, equivalentes a un 62.72%. Falta mucho por hacer.

Más aún, la realidad es que entre esos egresados, la funcionalidad del aprendizaje es mínima. Esta afirmación pudiera ser peregrina. Pero un ejercicio con cualquiera de quienes llegaron al final del programa así lo denota.

Es necesario tratar de recuperar a aquellos que no fueron estimados en los censos. Y especialmente a quienes emprendieron el camino y no llegaron. Asimismo, poco valdría lo aprendido si a los 591,603 alfabetizados no se les eleva el conocimiento a un mayor grado de funcionalidad, más allá de escribir sus nombres o leer precariamente carteles o titulares de periódicos. Es decir, que sean incorporados al conocimiento elemental de la escritura.

Para todo eso el Plan necesita de un nuevo impulso; recursos económicos y la movilización de aquellos actores que en todo el país se constituyeron en juntas provinciales y municipales para alfabetizar. 

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