En febrero del 1939, se presentó la Revista Médico Farmacéutica Dominicana, como un “mensuario científico de medicina, farmacia y odontología”. Era su director el Dr. Féliz Veloz Saldaña, y su cuerpo de redacción los Dres. Gilberto Gómez, Gregorio Sicard, Luis Cuevas y Ovidio Sención.La revista en su primera portada tenía una imagen del Dr. Manuel Perdomo, quien era en ese momento Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Domingo y presidente de la Cruz Roja. El objetivo de la publicación era divulgar los conocimientos y actividades de los profesionales de la salud en nuestro país. En ese primer número aparecieron escritos de médicos reconocidos como el Dr. Arturo Damirón, en ese momento Médico Director del hospital Internacional, con el tema “contribución al estudio de las enfermedades de la vesícula biliar”. El Dr. Gregorio Sicard, escribió sobre “una indicación más de la esparteína”. Uno de los temas más interesantes fue escrito por el Dr. Miguel Garrido: “Casos vividos en nuestra policlínica”, en que describía algunos casos interesantes y su manejo en el área de la oftalmología y la otorrinolaringología. También se presentó un caso del Dr. Mario Ravelo Barré, precursor de la anatomía patológica en nuestro país, con el tema “Un quiste sebáceo con reacción giganto celular”. Llama la atención la descripción y la imagen que acompaña dicho reporte: un paciente operado por el Dr. Félix Goico. Otro tema publicado pertenecía al Dr. Miguel Hernández, con el título “Tuberculosis renal”. El Dr. Hernández, fue uno de los pioneros en la tisiología en nuestro país. El Dr. Gilberto Gómez Rodríguez, catedrático de la Universidad de Santo Domingo, escribió sobre “La piretoterapia azufrada en el estado de mal asmático”. En esa época, el asma era una gran desconocida, y ese tratamiento consistía en provocar fiebres altas en el paciente, para romper de esa manera el estado de crisis del paciente.
Otro tema interesante fue tratado por el Dr. Pompilio Brower, con el trabajo “Ante el peligro de la schistosomiasis intestinal”. Ese parásito constituía un azote en la vecina Puerto Rico en ese momento. El Dr. Ovidio Sención publicó sobre las juntas médicas un trabajo muy interesante, cuya vigencia es relevante hasta el día de hoy. La revista tenía además una sección de noticias de la profesión, y un directorio profesional. Con la dificultad que conlleva en nuestro país publicar revistas médicas, la revista siguió saliendo con artículos de médicos dominicanos y extranjeros. En el número de mayo del 1939, eran autores los Dres. Alberto Paiewonsky, quien en ese momento se encontraba realizando estudios en New York, así como el Dr. Ramón Rafael Cohén, partero del Hospital Internacional, o el Dr. Manuel Felipe Pimentel Imbert, o el Dr. Alberto Jaar. La revista se distribuía de manera gratuita en clínicas, consultorios, hospitales o farmacias, manteniéndose gracias a los anuncios de laboratorios clínicos, de productos farmacéuticos o de médicos. Recibía la revista contribuciones de médicos extranjeros, de Estados Unidos, Cuba, México, entre otros. Lamentablemente la revista sólo circuló hasta septiembre del 1939, pero es interesante observar los anuncios de los médicos que se presentaban como especialistas en diversas ramas de la medicina. El Dr. Antonio Zaiter, cuyo consultorio estaba en la avenida Mella 40, promocionaba su habilidad en la reducción de fracturas; el Dr. Elpidio Ricart, con despacho en la Arzobispo Meriño, se dedicaba a las vías digestivas, al igual que el Dr. Rafael Abreu. El Dr. Lorenzo Pellerano, de Santiago, se especializaba en Enfermedades tropicales. Un anuncio del Dr. Arturo Grullón, de Santiago, se refería al cuidado de las enfermedades de los ojos. Esta revista nos muestra un momento interesante de nuestra medicina, y los médicos relevantes y destacados en ese tiempo.
