Roque Dalton: Oficio de poeta (y 3)

Las demás componentes del arte de Roque Dalton (confianza en un futuro, presencia del Sr. Dios, invenciones y humoradas, etc.) son tan abundantes que pueden cosecharse prácticamente al azar en cualquier campo de su fértil producción literaria.

Las demás componentes del arte de Roque Dalton (confianza en un futuro, presencia del Sr. Dios, invenciones y humoradas, etc.) son tan abundantes que pueden cosecharse prácticamente al azar en cualquier campo de su fértil producción literaria.

Véase, por ejemplo (y adviértase su calidad epigramática), el poema “Karl Marx”: Desde los ojos nobles de león brillando al fondo de tus barbas / desde la humedad polvorienta en las bibliotecas mal alumbradas / desde los lácteos brazos de Jenny de Westphalia  / desde los remolinos de la miseria en los exilios lentos y fríos / desde las cóleras en aquellas redacciones renanas llenas de humo / desde la fiebre como un pequeño mundo de luz en las noches sin fin / le corregiste la renca labor a Dios / tú oh gran culpable de la esperanza / oh responsable entre los responsables / de la felicidad que sigue caminando.
(El turno del ofendido)

Véase también, en el mismo sentido crítico, el poema “Megalomanía”: A Miguel Servet lo excomulgaron poco antes / de hacerlo coincidir con la ceniza:/ dicen que para apresurar las condiciones / de seguir discutiendo las intrépidas ciencias en la cómoda eternidad. / Martín Lutero creyó que Dios Padre sufría del hígado divino / viendo por entre las nubes como los curas gordos correteaban / por los barrios de las ciudades en provechosa venta / de indulgencias pagadas al contado. Excomulgado fue por defender el hígado de Dios. / Acciones tan maravillosas tendría yo que hacer / -flaco, débil, el ojo taciturno, el aspecto abolido / para que también me excomulgasen/ dejando a salvo mi honrada vanidad para siempre.

(El turno del ofendido)
Véase finalmente el poema “El general Martínez”, donde ironía y cinismo alcanzan altísimo nivel, el humor se hace negro como nunca y el verso puro epigrama: Dicen que fue un buen Presidente / porque repartió casas baratas / a los salvadoreños que quedaron …
(El turno del ofendido)

III- Cumplido este recorrido obligatorio por fases más tempranas de la poesía de Dalton, entramos ahora, con “Taberna y otros lugares”, a un territorio ampliado en que se manifiesta su plena madurez. “Taberna …” es, en efecto, el territorio-laboratorio donde se realiza y confirma la más alta poesía de Roque Dalton. Los dominios del poeta adquieren aquí contornos todavía más precisos, y su magnífica empresa de “conquista verbal de la realidad” se dirige más que nunca hacia donde tenía que dirigirse, es decir, hacia la “temática del testimonio, la denuncia política y social”. Pero este fenómeno no ocurre (como la mayoría de “los críticos coinciden en afirmar”), a través de un simple proceso de ruptura ¡con su poesía lírica, amorosa”, (que nunca fue solo tal en su conjunto), sino mediante un complejo proceso de superación y desarrollo dialécticos, sobre todo en el plano formal, como adecuación definitiva al contenido. El itinerario creativo de Roque Dalton es ciertamente tortuoso, y alguna vez atravesó por zonas pantanosas y se precipitó en abismos de dudas y conflictos muy serios y muy personales (que por poco no terminan ahogándolo), pero nunca su poesía dejó de apuntar hacia este norte (temático): poesía del testimonio y la denuncia, cuando no puro panfleto. No hay, pues, tal ruptura en “Taberna …” : simple afirmación de objetivos. Mayor amplitud de mira. Y eso es todo. Afirmar lo contrario significa convertirse en corifeo del simplismo, hacerle el juego a quienes pretenden separar la piel del hueso, lo “extrínseco” de lo “intrínseco” al american way of criticism.

Si es cierto que un gran artista está condenado a repetir siempre la misma obra, “Taberna y otros lugares” sería la enésima confirmación de la regla. En rigor, y en potencia, “Taberna …” es la más noble y notable condensación del mundo poético-revolucionario de Roque Dalton. En este libro de intensidad lírica formidable y riguroso formalismo la forma epigramática (irónico-lírica) está más presente y más activa que nunca.

Todas las instituciones del mundo de Dalton precipitan y cristalizan aquí a través de una lengua propia que ha alcanzado plena depuración, corroyendo en el plano de la forma y el contenido la atmósfera de lo prohibido, como diría Roland Barthes, con más precisión y elegancia. “Taberna …” es, por lo tanto, el gran laboratorio final de la humana poesía de Roque Dalton y el testimonio total (casi total) de su idea y representación del mundo.

Imposible negar que en “Taberna y otros lugares” están presentes los motivos iniciales de su quehacer poético. Imposible negar que “Taberna …” constituye el auténtico certificado de compromiso con un código ético-estético al que Roque Dalton debía permanecer fiel toda la vida, demostrando así en todas las circunstancias que un poeta puede ser tan coherente como sus palabras.

Lo curioso del caso es que muchos de los críticos que han visto en “Taberna …” un mundo aparte (respecto a la producción anterior del poeta), y que se han pronunciado en consecuencia a favor de la tesis de la “ruptura”, han terminado por suministrar datos curiosos que confirman precisamente lo contrario. Es decir, la gran unidad y coherencia de los temas y obsesiones que giran en derredor del planeta Dalton. Así, el ponderado Ítalo López Vallecillos, en el prólogo de la primera edición salvadoreña, nos dice que “Taberna y otros lugares” refleja los procesos de maduración de un poeta que ha logrado el dominio formal, el poderío de la palabra sobre ideas y emociones que se niegan a ser expresadas en forma desnuda y obvia. La intención va más allá de la metáfora o la imagen, creando y recreando un mundo poético en aparente desorden, desvertebrado, para dar paso a una serie de contrapuntos filosóficos, políticos, en los que el hombre de carne y hueso esta ahíto de angustia, de soledad, de amor”.

Más adelante nos habla del “gran desenfado e ironía” presentes en esta obra, de la casi permanente ‘”confrontación entre la realidad nacional y la soledad del poeta, desterrado, sin patria”, de su palpable “ingenuidad o cinismo intelectual”, de su “plástico erotismo”, de su “angustia vallejiana, su nostalgia de infancia, su intimidad desnuda y la realidad social que le envuelve y determina”. “La ternura, la bondad, la insolencia, el ingenio, la ironía, la blasfemia (Dios es siempre un tema en Dalton) que aparecen mezclados en una secuencia que objetiviza una relación conflictiva del hombre, este hombre, y el mundo”.

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