Nadie veía al protagonista de este filme, Liam Neeson, como un excelente intérprete de personajes duros de matar, implacable con sus enemigos, de espectacular figura para la acción en filmes con alta dosis de violencia. Él lo dice. Pues bien, este parece la continuación de esos filmes donde viene protagonizando muy al estilo de Charles Bronson en el rol de justiciero, es decir, de hacer justicia según su condición y reglas propias, en las que casi nunca hay ningún resquicio de moral. Se abandona a la ley del más fuerte, al submundo donde las leyes escritas y políticamente correctas no llegan. El mundo que es materia prima para titulares de noticias y cuyas consecuencias llenan cárceles, hospitales, cementerios.
Es un filme que se agrega al neo-noir. Esos filmes con policías y crímenes en el bajo mundo. Un estilo visual seductivo que vigorosamente se escabulle y planta cara para deleite de quien gusta de esa forma de cine que se renueva incluso con un estilo retro de algunas recientes que dan una atractiva cinematografía. Algo que el director español gusta mucho. Es interesante que dentro del competitivo mundo gringo sea un extranjero de cultura muy diferente uno de los más preparados directores del neo-noir. El guión deslucido concentra toda la historia en una noche y en el dilema del protagonista, lo que justamente imprime viveza narrativa para la expectativa de plateas que busca pasatiempo. Comprensible es que el final de este tipo de películas baja en vigor expresivo pues necesita de un cierre temático de la historia con torbellinos de acción, palabrerío y personajes mustios que llegan al final sin enganchar mayor interés.
La cámara en mano atrapa más que la acción de los personajes que se mueven sin ton ni son, como si fuera apenas la justificación de movimientos para que se haga sentir una película de acción, y es que el gran público solo cree que una película de acción es tiro, muertos, persecución, cuando la acción dramática siempre está en un personaje quieto pero metido en un torbellino de situaciones a su alrededor donde apenas vemos sus reacciones o sus tonos de hablar, su mirada, cosas que nos hacen sentir legítima acción narrativa porque sentimos su interior, su ser interior convulsionado y esperamos su descarga.
HH Dirección: Jume Collet-Serra. Género: suspense, thriller. Duración: 114 minutos
