La cita fue el pasado martes en el Salón de la Cúpula del Palacio Nacional de Bellas Artes con la apertura de la Exposición Antológica del Maestro Sacha Tebó. Pues de una manera u otra el destino nos ha guiado con frecuencia al universo pictórico del reconocido artista de origen haitiano Sacha Tebó, quien por muchos años permaneció en la ciudad de Santiago de los Caballeros, razón por la que sus creaciones son consideradas en buena medida como parte del patrimonio cultural dominicano, siendo además una de las figuras más importantes del arte caribeño del siglo XX.
El conjunto presentado para esta ocasión nos hace reflexionar sobre los orígenes de nuestra Quisqueya o Bohío, nos hace trasladarnos incluso a los años en que Haití era el nombre para el par de siameses que hoy constituyen dos espacios totalmente distintos y que Sacha Tebó representa con absoluta naturalidad en obras como: Cemí, que nos guía sin reparo a nuestro primeros padres; los aborígenes. Asimismo exterioriza esa visión occidental de la “Anacaona” vernácula, por medio de “Afrodita”, ambos temas representados por Sacha por medio de la escultura.
De una manera u otra, los que asistimos a la inauguración de la muestra fuimos testigos de una noche fantástica, de un carácter ritual hasta cierto punto mágico religioso y en la que se apreciaron varias manifestaciones que además de la simbólica y expresiva pintura y valor estético de la escultura de Tebó, sirvieron para hacer un merecido homenaje al fenecido artista, por medio de emotivos poemas y toques de tambores estremecedores, interpretados por grandes exponentes que conocieron al artista y sienten un gran respeto por su trabajo artístico.
Líneas, colores y elementos tridimensionales cohabitan en el Salón de la Cúpula del Palacio Nacional de Bellas Artes y permanecen disponibles para el público hasta el 17 de marzo del presente año.
