Somos muy críticos de los malos comportamientos de los agentes policiales, pero esas críticas pueden considerarse como injustas si miramos cómo desenvuelven sus vidas. Se ven formalmente vestidos, a veces, impecables, pero detrás de sus uniformes se esconden tantas miserias.
No vamos a justificar que entren en conflicto con la ley, pero la realidad es que en las condiciones en que trabajan, resulta muy difícil que no hagan cualquier cosa para sobrevivir, en el hábitat donde moran o en las calles.
Un hombre al que sólo se exige una formación académica de octavo curso para ingresar a la Policía, con las debilidades de nuestras escuelas, joven, que viene del campo o de una villa pobre de la ciudad, no siempre orlado de los mejores valores, qué se le puede pedir, cuando a los 30 días de servicio recibe un sueldo RD$7,000.00, menos los descuentos de seguro médico o de cualquier otro plan de la institución.
No es un dato nuevo. El asunto es que el anunciado ajuste salarial en la Policía ha reavivado el drama. Los míseros sueldos y las condiciones en que trabajan. Ese hombre, uniformado y armado, puede caer en cualquier tentación.
Imagine, que ese policía, con derecho a fundar familia, ¿cómo puede cubrir necesidades mínimas con siete mil pesos mensuales? Un cabo, que ha debido ganarse ese rango, con un sueldo de RD$8,000. Un sargento, con RD$9,000.00 Y así, hasta los generales, que ahora ganarán 37,300 pesos. No nos explicamos cómo algunos abandonan las filas como personas adineradas.
Se dirá que los requisitos para ser agente policial son mínimos y eso no estimula el ingreso de personas con mayores grados de calificación. Pero como confiesan muchos agentes, arriesgarse tanto por RD$7 mil es como para pensarlo muchas veces.
El gobierno tiene que revaluar las calificaciones para ingresar al servicio policial, pero igual, también deben dignificarlo. Y eso comienza por un salario mínimamente decente. l
